lunes, 13 de diciembre de 2010

Comentario de "La Estrella Peregrina"

Queridos todos:

Lo primero, felicitar a Ángeles por su obra. He disfrutado mucho en esta peregrinación. Nos has metido de lleno en el año 1000, sus costumbres, sus ciudades, su lenguaje, sus miedos, sus luchas, sus diferentes clases sociales… A través de los ojos de los protagonistas nos ha permitido profundizar en cómo se vivía en aquella época.

Como siempre, me fijo en pequeños detalles de los personajes:
Me ha gustado mucho que nuestra querida Poppa tuviera la inmensa suerte de casarse con el hombre al que amaba. “Los esposos se habían amado como no es común”. Una prueba de este amor es que ella le pide que se acepte a Lioneta. “Inténtalo, hazlo por mí”. Y nuestro gran conde, que la amaba sobre todas las cosas, probó. Un acierto que terminará sus días queriendo a su segunda hija tanto como a Mahaut.

Junto a esto, pienso que una persona como Lioneta- es una pena, pero nuestra sociedad las hace desaparecer- puede transformar radicalmente una familia. Hacerle descubrir lo realmente importante de la vida. Me hubiera gustado que esta idea la reflejara alguno de los personajes. Aunque no sé si estoy intentando hacer descubrir a los hombres del año 1000, un problema del año 2000.

He compartido la alegría de llegar al Monte del Gozo- también lo hice hace unos años con José Antonio- con nuestros peregrinos. El momento es maravilloso, después de todo el esfuerzo, trabajo, penas, complicaciones alcanzan su objetivo. Ángeles pienso que logras que todos nos hagamos una idea de lo que pasa por la mente de los protagonistas. Aunque también es verdad que me hubiera gustado que Doña Poppa nos hubiera contado con mayor profundidad lo que se produjo en su interior- algo que le sucede a la mayoría de las personas que peregrinan con el fondo de nuestra condesa-. Quizá nos hubiera dicho que ya no le preocupaba tanto obtener bendiciones, venerar reliquias, dar limosna, sino que Alguien en su corazón la había cambiado por completo. Tampoco sé si este tipo de consideraciones eran objeto de esta novela pero creo que es una constante el Camino de Santiago. Jaime, no sé qué opinas, acabas de estar allí.

Espero que disfrutéis del encuentro. Hoy es un día especial, tener el lujo de contar con la autora de nuestro libro. ¡Me encantaría estar allí!

Un fuerte abrazo a todos y ¡Feliz Navidad!

Fdo.: Paco Casado

jueves, 18 de noviembre de 2010

Como sabéis, por circunstancias familiares, no he podido asistir personalmente a los últimos encuentros, sin embargo, y debido precisamente a esas circunstancias, he tenido ocasión de dedicar más tiempo a la lectura. Quería aprovechar este foro para recomendaros uno de los libros que he leido recientemente. Se trata de "El País de García", del autor aragonés no muy conocido José Viente Torrente Secorún (Huesca 1920, Madrid 2006). Libro de fácil lectura, extremadamente ameno, que aúna una historia "picaresca" en la que se relatan numerosas historietas de los personajes que el protagonista va encontrando en su periplo junto a su maestro, Don Dimas, por toda la geografía de la provincia de Huesca, con una apasionante guía histórico-artística del Alto Aragón, y por tanto de la historia del Reino de Aragón, no en vano su título se refiere a D. García uno de los primeros monarcas aragoneses. Reproduzco a continuación una entrada de Luis Borrás en el blog "aragonliterario", que suscribo por completo, reconociendo que yo no podría haber hecho un comentario mejor:

El país de García


El país de García” es el título de una novela de José Vicente Torrente Secorún -diplomático y escritor, nacido en Huesca en 1920 y que murió hace poco más de un año en Madrid- que publicó por vez primera la editorial destino en 1972. En el año 2004 la colección Larumbe de clásicos aragoneses tuvo el acierto de volverla a publicar con edición, introducción y notas a cargo de Javier Barreiro.
“El país de García” no es tan sólo una original novela itinerante o de viaje al estilo de “El lazarillo español” de Ciro Bayo. Es más que una narración picaresca que se relaciona con el Pedro Saputo de Foz, el Quijote de Cervantes y el pensamiento de Baltasar Gracián. Es mucho más que una simple guía histórico-artística de todo Huesca. Para mí, la novela de Torrente Secorún es, sobre todo, una enorme y extraordinaria demostración de amor y pasión. Y es que no tenemos en la literatura de Aragón otro ejemplo igual de un viaje por toda la provincia de Huesca, que tenga a su territorio como principio y fin, argumento y decorado de una novela; otro ejemplo en el que Huesca sea protagonista absoluta de la imaginación y la palabra de un hombre que anduvo sus caminos e invento una deliciosa comedia con el único objeto de tener una excusa para hablarnos de ella, poner en nuestra boca su nombre.
Porque en “El país de García”, detrás de sus caminantes, sus personajes curiosos y excéntricos aparecen las comarcas de Huesca y sus pueblos, el secano, el amargo pan de la emigración y la trascendencia del agua en la vieja historia de Aragón. Entre sablazos de bohemios, coleccionistas de moscas, grillos y enanitos y un cojo que tenía 37 patas de palo se nos habla de los hombres de Huesca, de los que existieron en realidad y la llevaron a su nombre unido.
Entre alborotapueblos, anarquistas, señoricos con ilusiones literarias y espíritus volanderos con vocación de caminantes surgen montes y llanuras; pueblos fortificados, castillos; reconquista para buscar tierras de pan; ermitas, monasterios, catedrales y conventos. Entre las penalidades de un empresario de espectáculos feriantes, ciegos cantantes de romances que recorren los pueblos con sus romancillos de santos y crímenes sonados surgen los guerreros, los panteones de nobles y tumbas de reyes; San Juan de la Peña, San Victorián y Santa Cruz de la Serós, los orígenes del reino de Aragón.
Entre sus páginas están escritos y guardados sus paisajes y su arte, su vieja historia y su difícil destino. Toda una reivindicación, un auténtico y sincero homenaje.
Tan solo por haber escrito este libro, Torrente Secorún, ya merecería el reconocimiento de sus paisanos. Pero es que Torrente escribió siete novelas más. “En el cielo nos veremos”, que estuvo entre los finalistas del premio nadal de 1955, narra las andanzas americanas de Beniter, hijo de una humilde familia de un pueblo oscense. “El becerro de oro” está basado en la historia real de una familia oscense. La acción de “Los sucesos de Santaolaria” transcurre en un imaginario pueblo de Huesca. E Incluso en “Tierra caliente”, que está ambientada en el caribe, aparece Evangelino Cerezo, natural de Tabernas de Isuela.
Huesca siempre presente en lo profundo del recuerdo, en la vida y obra de Torrente, en la intimidad de lo inolvidable.
José Vicente Torrente fue un escritor ignorado por la crítica y ajeno a eso que se llama éxito. Supongo que fue así por no ser un funcionario de la literatura. Como explica Barreiro en su prólogo, Torrente, a pesar de sus múltiples obligaciones profesionales, procuró siempre dejar un espacio a lo que fue su gran ilusión de siempre, asistida por aptitudes nada comunes, la escritura.
Como diplomático estuvo destinado en Puerto Príncipe, Santo Domingo y Nueva York y fue embajador en Caracas. En la etapa final de su carrera ocupó puestos de gran importancia ya que entre 1966 y 1971 estuvo destinado en París como ministro encargado de los asuntos económicos y fue jefe de la oficina comercial, labor por la que el gobierno francés le concedió la Legión de Honor. En reconocimiento a su trayectoria diplomática se le nombró embajador de España y recibió la Gran Cruz del Mérito Civil.
Y hoy, doblando las esquinas, costanillas, plazas y cosos de la ciudad donde nació no encuentro recuerdo de su nombre. Recorriendo los límites de esa nueva Huesca que crece alejada de los muros de su vieja historia me encuentro entre los nombres de sus calles a la rosa y el clavel, el nardo y la violeta, la duda, las flores y desengaño. Y entonces, siento una tremenda tristeza por el pago en olvido, silencio y desprecio a cambio de todo el amor que le entregó un hombre.
Para el libro “Huesca en imágenes” editado por la CAI en 1980, José Vicente Torrente Secorún escribió un magnifico texto literario en el que se puede leer: “… mi viejo solar… te he visto, mirado y remirado con los ojos del recuerdo y la emoción del alma cuando lejos de ti estaba y hoy, al tratar de definirte me asalta un estremecido sentimiento hecho de amor entrañable y de miedo a no ser justo en todas tus virtudes…”
Que al menos una calle de Huesca no guarde el nombre de José Vicente Torrente Secorún es algo que me parece totalmente inexplicable.

Espero que os guste, un saludo.


Pablo

Posible lectura para el futuro

Navegando por ese increíble mundo de internet me he encontrado el post de Guillermo Urbizu que recomendaba encarecidamente esta novela. Cada una de las líneas que invitaba a leerla me convencía más. Como no podía ser de otra manera la memoria me llevaba al Encuentro Miguel Delibes. Ojalá os convenza a todos y nos llevebe a comentarla algún día.

"Iván Alexandrovich Goncharov (1812-1891). He aquí un escritor ruso relativamente desconocido. Un escritor que pasa muy desapercibido hasta para los más concienzudos lectores. Un escritor de obra breve (tres novelas y un libro de viajes). Un escritor que junto a Tolstói, Turguéniev o Dostoievsky, forma parte de la “edad de oro” de la narrativa rusa. Un escritor que me ha dejado sin aliento. No paro de recomendarlo, de hablar de él, de citarlo, de pensarlo… Mi entusiasmo es evidente. Su gran obra es Oblómov (editada entre nosotros por Alba en la impecable traducción de Lydia Kúper de Velasco, editorial que también ha editado Una historia corriente). Su lectura me ha conmocionado y conmovido. Tanto es así que la he leído dos veces. Nunca había hecho esto. Pues tal cual concluí la primera lectura, di comienzo a la segunda. A veces hay que leer dos veces las cosas para calar más hondo, o simplemente para volver a disfrutarlas. Mi ejemplar de Oblómov está lleno de escolios y consideraciones, de apuntes de todo tipo. Han sido abundantes las horas que he disfrutado en su compañía. De día y de noche. “¿Tan bueno es ese libro?”, me preguntan. Pues sí, lo es. Yo diría que indispensable. Es una de las novelas más hermosas que he leído en toda mi vida.
Para otros los análisis filológicos y estilísticos. ¿Qué hacemos en la vida? ¿Qué hacemos con la vida, con nuestras vidas? Esa es columna vertebral de la novela (que trasciende la pereza del protagonista como vicio). Iliá Ilich Oblómov no deja de hacerse estas consideraciones. Matizadas por otros personajes, como su gran amigo Andréi Ivánich Shtolz, o su gran amor, Olga Serguéievna (no desvelo más sobre dichos amores y sus consecuencias). Es preciso hacerlo, aprovechar cada segundo. El entusiasmo de Oblómov existe, pero enseguida se ve vencido por “su carácter tímido y apático”. Pero se da cuenta, percibe la magnitud extraordinaria de la vida –“¡Dios mío! ¡Qué magnífico es vivir!”-, de que hay que luchar por nuestros anhelos, por nuestro modelo de vida. “Los días luminosos no perduran, pasan veloces y la vida fluye, fluye sin cesar, y todo, todo queda destrozado de nuevo”. Sí, se da cuenta, y no para de cavilar en sus ensueños, tumbado en el diván, con su batín (que es como el uniforme de su pereza, de su congénita indolencia…). Jamás ha pasado penurias ni necesidad alguna. Su siervo Zajar está con él desde niño, y nunca se ha puesto él mismo las medias ni las botas. La realidad de ahí fuera le asusta. Pero es necesario salir de esa situación. ¿Cómo? ¿Cómo? La vida no le deja en paz y él sólo quiere descansar, tener sosiego.


La leal amistad de Shtolz casi conseguirá lograr arrancar su existencia de semejante apatía.”Dios ama el trabajo”, le dirá. O también: “El hombre ha sido creado para hacerse a sí mismo y cambiar, incluso, su propia naturaleza”. Aunque el amor de Olga será en la vida de Oblómov el clímax de una posible felicidad, la posibilidad más plausible de un cambio radical. Olga creyó que “el amor acabaría por vencer la pereza de su espíritu”. Oblómov considera este enamoramiento como un poema, como lo más grande y mejor que le ha podido suceder. “Porque la vida es poesía”. ¿Qué ocurre pues? Percibe que el poema concluirá y que él no sería capaz de hacer feliz a Olga en la vida real. Eso es lo que pasa. Y se tortura… Se ve como un ensayo previo en la vida sentimental de Olga. Pero a la vez ve que “sin ti no concibo la vida; por la noche sueño con valles llenos de flores. Cuando te veo soy bueno, activo; cuando tú no estás me aburro, me domina la pereza, quiero tumbarme y no pensar en nada…”.

Oblómov intenta levantarse, intenta salvarse, redimirse, llevar adelante los planes tantas veces pensados, soñados. Ese ideal de vida que él tiene. Y nada. Contempla la realidad desde fuera, como si él estuviera exento. E incluso hace su propia crítica social. Respecto a la vida de sociedad es drástico: “¡Vaya una vida! ¿Qué puedo encontrar allí? ¿Algo que interese a mi corazón, a mi cabeza? No existe nada en el fondo de todo eso, no existe; nada hay allí de profundo, nada que te llegue al alma. Todos esos miembros de la sociedad están muertos, son hombres más dormidos que yo”. Habla de la ridiculez de la fama, de las risas falsas, de todos los que creen estar por encima de los demás… ¿No es perfectamente actual? Y sigue más adelante: “Ni uno solo te mira con ojos límpidos, serenos. Se contagian unos a otros de angustia, de inquietud dolorosa, buscan afanosamente algo. Pero no el bien para sí y los demás, ni tampoco la verdad (…). Bajo ese interés universal se oculta la vaciedad, el desinterés por todo”. Con anterioridad, en la primera parte del libro, ya había comentado Oblómov: “Algunos no tienen otra cosa que hacer más que hablar. Es su vocación”.

Mentiría si no dijera que uno es también un poco “oblomovista”. La “oblomovitis” es más común de lo que suponemos. Pero que en ello no todo es pereza o desencanto o negligencia. Oblómov atrae al lector porque le pone ante sí mismo, y le desafía, y es natural. Todos desearíamos poder elegir con más perspicacia y detenimiento, y ser un poco como él, presentarnos sin máscaras, tal y como somos. Porque nada es lo que parece. Su amigo Shtolz le conoce muy bien y lo retrata: “Tiene una cualidad que vale más que toda inteligencia: ¡Un corazón honrado y fiel! (…) Quien le conoce, no deja de quererle”. Y es realmente así. En fin, una novela de introspección, de calado moral, donde la acción es más interior que exterior. Una novela que es una historia de amor; de amor a una vida sencilla, tranquila, sin aspavientos. Una novela magnífica, que está entre las más grandes. Así de claro."

Fdo: Tertuliano del encuentro

martes, 9 de noviembre de 2010

Una lectura de "La Estrella Peregrina"

He leído "La Estrella Peregrina" y aunque en mi blog doy bastantes más detalles de mis impresiones, por citar algunas de las más relevantes diré que:
1- Me ha parecido brillante la holgura con la que la autora Ángeles de Irisarri se mueve en plena edad media. No hay teatralidad, ni extrañeza en las descripciones de personajes y situaciones. Tiene la virtud de hacerlos a la par que cercanos y propios de su tiempo.
2- Me ha gustado el sentido del humor que muestra en toda la crónica novelada. Me recuerda mucho la socarronería de Cervantes.
3- Es muy de agradecer que no se someta a lo políticamente correcto, y que valore la realidad en lo que tiene de respetable por sí misma.
4 y última- Me ha confirmado en la convicción de que los partícipes en los Encuentros Miguel Delibes somos unos privilegiados. Sus miembros entenderán perfectamente porqué lo digo.
Lo dicho, la exposición más detallada pinchando aquí.
Rafael

miércoles, 27 de octubre de 2010

Réplica al post de Paco Casado

Lo de la nieta visto como una muñeca es realmente muy ingenioso. Este hecho hace que Linh esté loco o trastornado después de la situación vivida en su aldea.

Además, como lo estamos llevando hasta las últimas consecuencias la locura (creencia de estar viviendo algo verdadero cuando es ficticio -niña de carne y hueso por muñeca-) sucede de acuerdo con las coordenadas del sueño en el que todo puede pasar o de lo que parece verdadero, es decir, creíble o verosímil.

En la Literatura esta palabra -verosimilitud, es decir parecer de verdad- es clave. Según mi teoría del "Quijote" para el que se lea mi documento es otro de los aciertos de la novela de Claudel.

Fdo.: Fernando

Mi opinión de "La nieta del señor Linh" - Paco Casado

Simplemente, un pequeño comentario a dos momentos con los que he disfrutado mucho:

Cuando se sincera el Sr. Bark, tras el paseo por el muelle, sentados en un banco mirando al mar. El le pide perdón por todas las barbaridades cometidas y mientras, el Sr. Linh piensa que habla de la mujer de la fotografía y de la noria. Ve a su amigo llorar, intenta rodearle los hombros con su brazo pero no puede y entonces, simplemente le sonríe. “Se esfuerza en transmitir muchas cosas en esa sonrisa, más cosas de las que ninguna palabra podrá contener jamás”. ¡Qué maravilla! Me encantaría sonreír así.

El segundo es durante la cena en el restaurante, en el que el Sr. Bark le regala un traje de princesa para su nieta. Me parece que el grado de comunicación entre los dos es máximo y eso que no entienden ni una palabra del otro. El Sr. Bark es plenamente consciente que su amigo cuida de una muñeca y no de una niña de carne y hueso. Pero es capaz de meterse en el interior del Sr. Linh y comprender que lo que más le preocupa en el mundo es esa niña. De nuevo, ¡qué maravilla! Me encantaría tener esa capacidad de poder comprender a una persona, independientemente de lo que se diga con la palabra.

Os digo también que me he leído la novela por segunda vez. La primera fue hace cuatro años. He estado atento a ver como trataba el autor a la niña. Y si os fijáis, no miente. Logra que en todo momento pienses que es de verdad, pero realmente no te da ningún dato para saber que es de carne y hueso. Es más, si piensas que es una muñeca todo cuadra.

Fdo.: Paco Casado

Lectura filológica "La nieta del Señor Linh"

La nieta del Señor Linh

Título original que da unidad a la novela
(empieza como termina, es decir, con las mismas palabras del título,
como si se cerrara un círculo)

La petite fille de Monsieur Linh (2005); 1ª edición en castellano en 2006. Ésta es la 11ª edición, del año 2009.


Breve resumen de la novela

El anciano Linh abandona su país, devastado por una guerra que ha matado a su familia y ha destrozado su aldea, un idílico paraje de arrozales del que ya no queda más que desolación y cadáveres. La muerte le ha robado todo menos a su nieta, un bebé de meses llamado Sang Diu, que en su idioma significa “Mañana dulce”, por la que decide marchar para siempre de su país. Una fría mañana de noviembre tras un penoso viaje en barco, desembarca en un país que podría ser Francia, un país sin olor donde no conoce a nadie y cuya lengua ignora. El señor Linh huye de una guerra que ha acabado con su familia y destrozado su aldea. La guerra le ha robado todo menos a su nieta. Se instala en un piso de acogida junto a otras dos familias, que lo miran con recelo, para cuidar a su nieta. La soledad de Linh se alivia cuando conoce a Bark, un hombre robusto y afable cuya mujer ha fallecido recientemente, con quien surge un espontáneo afecto y que, a pesar de hablar lenguas diferentes, son capaces de comprenderse en silencio y a través de pequeños gestos. Los dos ancianos se encuentran regularmente en un banco del parque hasta que los servicios sociales conducen a Linh a un hospicio que no está autorizado a abandonar y del cual no puede salir. El señor Linh consigue, sin embargo, escapar con Sang Diu y adentrarse en la ciudad desconocida, decidido a encontrar a su único amigo.


Breve biografía de Philippe Claudel (Nancy –Francia-, 1962)

Ha sido profesor y guionista de cine y televisión. Fue profesor en la Universidad de Nancy II, de Antropología Cultural y Literatura. Gran admirador de George Simenon y del Jean Giono de la posguerra. Publicó su primer libro, Meuse l'oubli, en 1999; J’abandonne consiguió el Premio Francia Televisión 2000. La novela Almas grises fue galardonada en Francia con el prestigioso Premio Renaudot 2003 y elegida por los libreros franceses como mejor novela del año. Además fue finalista del Premi Llibreter 2005, que conceden los libreros catalanes a la mejor obra del año. También en 2003 recibió el premio Bourse Goncourt de la Nouvelle su libro de relatos Petites mécaniques. Luego vendría La nieta del señor Linh en 2006 y El informe Brodeck fue galardonada que en 2007 con el Premio Goncourt des Lycéens. En 2008, se estrenó la primera película escrita y dirigida por él, Hace mucho que te quiero (Il y a longtemps que je t’aime), protagonizada por Kristin Scott Thomas y Elsa Zylberstein (con calificación de “Muy buena” o cuatro estrellas en una web muy recomendable para críticas fílmicas no sólo de forma sino de fondo cuyo director es zaragozano que algunos conoceréis como Pepo Aresté (José Mª Aresté Sancho): http://www.decine21.com/peliculas/hace-mucho-que-te-quiero-14023

Tipo de narración

Frases sencillas, estilo con oraciones cortas y silencios continuos para que los lectores imaginen las situaciones. A veces insufla al texto cierta dosis de intriga muy característica en las novelas de George Simenon. Relato conmovedor, entrañable, cursi, conmovedor ejercicio de estilo compositivo de un escritor que con pocos datos y entre personajes extraños y muy humanos pero faltos de comunicación a primera vista va desgranando una relación de amistad y cariño mediante gestos y sacrificios mutuos.


Los nombres propios en la novela y el significado de extraño o extranjero

Sólo son tres los nombres propios que merecen todo el protagonismo de la novela porque ésta gira en torno a ellos: Linh (el señor Linh o el anciano: “El anciano se llama Linh. Es el único que lo sabe porque el resto de las personas que lo sabían están muertas.” [pág. 9]), su nieta Sang Diu (Sandiú para el señor Bark, que, además, tiene un significado al estilo oriental: ‘Mañana dulce’, y lo digo con conocimiento de causa ya que mi tía, nacida en Taipei -Taiwan- se llama Su Chin que significa ‘Flor de lis o de lirio’) y Bark (el señor Bark o el hombre gordo). He de decir que aparece una tal Sara pero en la ciudad de acogida los nombres no significan nada como porque es la chica que nació después de que sus padres llegaran en barco hasta esa ciudad y ella estaba en el vientre de su madre. Veamos lo que nos dice el texto:

El anciano se queda boquiabierto, como si le hubieran contado un milagro. Nacer allí… Para él no tiene sentido. A continuación le pregunta a la chica cómo se llama.
–Sara –responde ella.
El señor Linh arruga el ceño. No conoce ese nombre.
–¿Y qué quiere decir? –murmura intrigado.
–Quiere decir Sara, tío. Sólo eso.
Él menea la cabeza, pensando que un país donde los nombres no significan nada es un país muy extraño.
[págs. 43-44]

Los demás nombres no son los de pila, no son nombres propios y mucho menos son motes o con tintes cariñosos, son todos como extraños en un mundo extraño: la mujer del muelle (“a la que interiormente llama «la mujer del muelle»” [pág. 16]), la joven intérprete, el taxista, la mujer de blanco (una doctora), el hombre de la garita (el portero del asilo), el hombre de blanco (un enfermero o ATS), el conductor del coche que atropella a Linh, los curiosos, los mirones, la gente que se queda observando el cuerpo del atropellado señor Linh, los enfermeros y los camilleros.


Fragmentos que sintetizan toda la novela

El comienzo de la novela lo deja claro además de desarrollar el título de su obra:

Un anciano en la popa de un barco. En los brazos sostiene una maleta ligera y a una criatura, todavía más ligera. El anciano se llama Linh. Es el único que lo sabe porque el resto de las personas que lo sabían están muertas.
[pág. 9]

No sólo deja claro el estilo y la concreción de la situación descrita sino que adelanta casi todo de lo que va a relatar cuya trama es simple pero muy intensa. Veamos otro ejemplo:

[El señor Bark] Se interrumpe y fuma en silencio. El señor Linh espera que la voz siga hablando. Aunque ignora el significado de las palabras de aquel hombre que lleva ya unos minutos a su lado, le gusta oír su voz, su timbre profundo, su grave fuerza. Por otra parte, puede que le guste oírla precisamente porque no entiende las palabras y sabe que no le herirán, que no le dirán lo que no quiere oír, que no le harán preguntas dolorosas, que no irán al pasado a desenterrarlo con violencia y arrojarlo a sus pies como un cadáver ensangrentado. Mira al hombre mientras abraza a la niña sobre las rodillas.
[pág. 23]


La canción, metáfora de la niña Sang Diu (‘Mañana dulce’)

Estrofa de cuatro versos, que resume que llegará o vuelve una mañana, un día luminoso, nuevo y fértil:

La mañana siempre vuelve,
Siempre vuelve con su luz,
Siempre hay un nuevo día,
Y un día serás madre tú.
[pág. 29]

Además de ofrecernos dos rimas internas con paralelismos (vuelve, siempre y un día), el narrador ofrece una mínima explicación en el tercer capítulo de la novela:

Las palabras de la canción se burlan del tiempo, del lugar y de la edad. Gracias a ellas, es fácil volver a donde se ha nacido, a donde se ha vivido, a la casa de bambú con suelo calado, impregnada del olor de la leña en que se cuece la comida mientras la lluvia derrama su líquida y transparente cabellera sobre la techumbre de hojas.
[págs 29-30]

Sin embargo durante todo el relato suenan en nuestros oídos esas palabras, su significado. Se trata de una vuelta a los recuerdos de su tierra natal. Es Sang Diu durante toda la novela quien le hace rememorar todo lo vivido. Asimismo, ese burlarse del tiempo, lugar y edad es síntoma de que nunca se olvida en este caso lo bueno y eso es lo que siempre vuelve. Luego veremos que el capítulo del sueño recoge esta idea literaria por medio de la fuente mitológica con su toque esperanzador que fluye por toda la novela.


Significado antropológico de la novela
(Esperanza y tolerancia con la población inmigrante
o con los refugiados)


-Para el propio autor según una entrevista concedida para la Agencia Europa Press:

En ella Claudel aseguró hoy que la novela es “un canto universal” a la tolerancia y por ello ha preferido que los lugares queden “imprecisos”, una característica que ya recogió en ‘Almas grises’, a pesar de que aquel era más propiamente francés.

Phillipe Claudel aseguró que esta universalidad que desprende su novela se debe también a la gran acogida de ‘Almas grises’ que le ha hecho entender que sus lectores “no sólo son franceses”.

Como en su anterior obra, una niña aparece como personaje, pero mientras que en ‘Almas grises’ era un rol “presente y ausente”, en ‘La nieta del señor Lihn’ representa “la esperanza y la resurrección”, como sucede con la amistad que surge entre ambos ancianos.

Estos dos ancianos son “frágiles y con el deseo común de vivir” entre los que surge una amistad, pese a que no hablan la misma lengua, pero se entienden con el cuerpo o los gestos. “A pesar del diferente idioma o color somos humanos y tenemos que comportarnos como tales”, dijo.

Esta esperanza, según el autor, se denota en la voluntad del anciano refugiado de no “perder la memoria” de su país y a la que, de alguna forma, su nieta le lleva a conseguir.

El escritor también ha querido romper con el mito de la solidaridad entre los refugiados y por ello la familia con la que convive en un primer momento al anciano y su nieta evidencia las “situaciones difíciles que se producen en los grupos”, viendo como ellos se integran a su nuevo país y al mismo tiempo “no hacen nada por hacer lo mismo con el anciano”.

DEBER DE ACOGER

El canto a la tolerancia que rezuma el libro, prosiguió Claudel, señala que “nuestro deber, como ciudadanos de países democráticos y ricos, es acoger a otros que pasan hambruna o epidemias. Es nuestro deber como humanos, pero tenemos una tendencia a no hacerlo”.

En este sentido, recordó que Francia ha sido siempre una tierra de acogida y “ahora se cierra más en sí misma”, siendo una consecuencia de ella cómo ha sido acogido el libro, “sólo como una historia de amistad y no se ha fijado en sus aspectos políticos”.

En la actualidad, Francia se enfrenta “a los frutos de su historia colonial” y se continúa considerando un país grande con “una autoimagen de poderoso”. “Mientras el mundo ha evolucionado, Francia no lo ha hecho”, añadió.

Para Claudel, el país galo no ha querido revisar la historia y ha hecho que los hijos de inmigrantes “ni se identifiquen con Francia ni con el país de sus abuelos, lo que lleva a una situación explosiva”.

-Para nosotros: no perder la esperanza aunque todo esté perdido (familia y ciudad, por un lado y mujer por el otro); hay dos ejemplos que aparecen en el texto: uno por parte de la mujer del muelle: «No se apure, yo estaré con usted. Después propondrán algo definitivo, y le encontrarán un sitio donde estará más tranquilo. Todo irá bien» [pág. 43] y otro en boca del señor Linh que después de hablar para sí mismo «Tiene que ser fuerte por ella. Sang Diu lo necesita. Es tan pequeña y tan frágil todavía… Él no tiene derecho a ser débil, ni a quejarse de su mala suerte. –Todo irá bien –le dice a la joven» [pág. 86]


Ejemplo del capítulo más literario, el capítulo del SUEÑO

Se trata de un capítulo tipo (págs. 96-103), con reminiscencias o referencias textuales que recuerdan al capítulo de la famosísima novela de caballerías de don Miguel de Cervantes, El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha (Segunda Parte, capítulos XXII y XXIII). En concreto y de un modo detallado, intentaré ofrecer las correspondencias con el episodio de la novela cervantina llamado “La cueva de Montesinos”. Para una mejor comprensión del texto remito a las páginas web del Centro Virtual Cervantes en las que aparecen las páginas de tales capítulos: http://cvc.cervantes.es/obref/quijote/edicion/parte2/cap22/default_01.htm y http://cvc.cervantes.es/obref/quijote/edicion/parte2/cap23/default.htm#arriba
He de advertir que cuando pongo la letra en cursiva estoy citando las palabras como si las entrecomillara porque ser trata de los textos mismos a no ser que aparezcan en un tamaño de letra más pequeña porque así copio textos de más longitud. Sin embargo, cuando la letra aparezca en negrita lo hago porque quiero centrar en ella mi atención y subrayar algo de esas expresiones.

Los títulos de los capítulos de la novela del escritor español dicen así: el primero, el capítulo XXII reza Donde se da cuenta de la grande aventura de la cueva de Montesinos, que está en el corazón de la Mancha, a quien dio felice cima el valeroso don Quijote de la Mancha y el del capítulo XXIII señala De las admirables cosas que el estremado don Quijote contó que había visto en la profunda cueva de Montesinos, cuya imposibilidad y grandeza hace que se tenga esta aventura por apócrifa. Comencemos paso a paso con el relato cervantino y voy a remarcar en letra cursiva lo que nos servirá después para nuestro propósito con respecto a la novela de Philippe Claudel:

Quijote […] tenía gran deseo de entrar en ella y ver a ojos vistas si eran verdaderas las maravillas que de ella se decían por todos aquellos contornos […]

Primero don Quijote va entrando en la cavidad profunda y poco a poco va bajando atado a una soga:

Y en diciendo esto se acercó a la sima, vio no ser posible descolgarse ni hacer lugar a la entrada, si no era a fuerza de brazos o a cuchilladas, y, así, poniendo mano a la espada comenzó a derribar y a cortar de aquellas malezas que a la boca de la cueva estaban, por cuyo ruido y estruendo salieron por ella una infinidad de grandísimos cuervos y grajos, tan espesos y con tanta priesa, que dieron con don Quijote en el suelo; y si él fuera tan agorero como católico cristiano, lo tuviera a mala señal y escusara de encerrarse en lugar semejante. Finalmente, se levantó y viendo que no salían más cuervos ni otras aves noturnas, como fueron murciélagos, que asimismo entre los cuervos salieron, dándole soga el primo y Sancho, y se dejó calar al fondo de la caverna espantosa; …

Ya en unas pocas líneas ha pasado algo dentro de la cueva o sima y le subirán con una soga entre Sancho Panza y otro personaje (primo de otro personaje, el Licenciado, que aparecía en unos capítulos anteriores y este primo es un famoso estudiante y humanista) como si de algún grave y profundo sueño despertara:

Pero no respondía palabra don Quijote; y sacándole del todo, vieron que traía cerrados los ojos, con muestras de estar dormido. Tendiéronle en el suelo y desliáronle, y, con todo esto, no despertaba; pero tanto le volvieron y revolvieron, sacudieron y menearon, que al cabo de un buen espacio volvió en sí, desperezándose, bien como si de algún grave y profundo sueño despertara; y mirando a una y otra parte, como espantado, dijo:

—Dios os lo perdone, amigos, que me habéis quitado de la más sabrosa y agradable vida y vista que ningún humano ha visto ni pasado. En efecto, ahora acabo de conocer que todos los contentos desta vida pasan como sombra y sueño o se marchitan como la flor del campo. ¡Oh desdichado Montesinos! ¡Oh malferido Durandarte! ¡Oh sin ventura Belerma! ¡Oh lloroso Guadiana, y vosotras sin dicha hijas de Ruidera, que mostráis en vuestras aguas las que lloraron vuestros hermosos ojos!
[…]

Y ahora veamos algunas correspondencias como si Claudel quisiera remitirnos a este pasaje clave de la literatura mundial (el Quijote es ejemplo y modelo de la construcción de la novela moderna). Para ello nos detendremos en ciertas palabras que se repiten en Claudel dentro del sueño del señor Linh. Empecemos por el final del capítulo anterior al sueño, cuando a Linh le pinchan con un tranquilizante:

Más tranquilo al saber que la niña no va a caerse, el señor Linh se deja ir por la empinada pendiente del sueño artificial.
[pág. 95]

En principio, puede pensarse que Linh va cayendo en un sueño artificial, un sueño inducido y no el derivado del cansancio habitual del día; al igual que el de don Quijote (por cierto, dice “don” Quijote así como el tratamiento de “monsieur” o “señor”, como el de Linh) no «es» realmente un sueño sino que se nos dice «como si» de un sueño «despertara».

Por otro lado, el comienzo del capítulo mismo nos señala una localización espacio-temporal propia de una película de las que Claudel conoce perfectamente porque es propia de las imágenes de la ensoñación: el paso de la oscuridad a la luz, una realidad del más allá, un mundo dentro de otro mundo pero no una «negrura…nada…inquietante» al igual que en el Quijote, Sancho Panza cree que su amo ha despertado del mismísimo «infierno» y Quijote le corrige y antes de comenzar el relato pide algo de comer como Linh pedirá algo de beber:

—¿Infierno le llamáis? —dijo don Quijote—. Pues no le llaméis ansí, porque no lo merece, como luego veréis.
Pidió que le diesen algo de comer, que traía grandísima hambre. Tendieron la arpillera del primo sobre la verde yerba, acudieron a la despensa de sus alforjas, y sentados todos tres en buen amor y compaña, merendaron y cenaron todo junto. Levantada la arpillera, dijo don Quijote de la Mancha:
—No se levante nadie, y estadme, hijos, todos atentos.

El capítulo de Claudel comienza con esta situación tenebrosa pero relativa:

Es una noche interminable. Una noche como no ha vivido otra. Parece durar un siglo, pero su negrura no tiene nada de inquietante. Al principio, el anciano tiene la sensación de estar en una de las grutas que horadan la montaña encima de la aldea y sirve de guarida a los murciélagos.
[pág. 96]

Además de destacar palabras similares entre los dos textos (grutas, murciélagos), se trata del paso de una oscuridad terrena a la «luz» que «deslumbra», «hacia un punto lejano que brilla con una blancura incandescente» como ese túnel que en la imaginería televisiva es caracterizado como un largo túnel oscuro que termina con un punto luminoso cuando uno está muy cerca de la muerte. Asimismo, muy en consonancia con esto al señor Linh como a don Quijote

Toda esa luz lo ciega y al mismo tiempo le produce una alegría inmensa, indescriptible. Una alegría infantil.
[Ibidem]

Y ahora vayamos al texto del Quijote que de este modo comienza a dar cuenta de su aventura en la cueva:

[…] comenzó en el modo siguiente:

—A obra de doce o catorce estados de la profundidad desta mazmorra, a la derecha mano, se hace una concavidad y espacio capaz de poder caber en ella un gran carro con sus mulas. Éntrale una pequeña luz por unos resquicios o agujeros, que lejos le responden, abiertos en la superficie de la tierra. Esta concavidad y espacio vi yo a tiempo cuando ya iba cansado y mohíno de verme, pendiente y colgado de la soga, caminar por aquella escura región abajo sin llevar cierto ni determinado camino, y, así, determiné entrarme en ella y descansar un poco. Di voces pidiéndoos que no descolgásedes más soga hasta que yo os lo dijese, pero no debistes de oírme. Fui recogiendo la soga que enviábades, y, haciendo della una rosca o rimero, me senté sobre él pensativo además, considerando lo que hacer debía para calar al fondo, no teniendo quién me sustentase; y estando en este pensamiento y confusión, de repente y sin procurarlo, me salteó un sueño profundísimo, y cuando menos lo pensaba, sin saber cómo ni cómo no, desperté dél y me hallé en la mitad del más bello, ameno y deleitoso prado que puede criar la naturaleza, ni imaginar la más discreta imaginación humana.

La verdad es que el desarrollo de la aventura que va a contar, como es lógico, no es el mismo. Lo que sí se asemeja con la obra de Claudel es el marco estructural, con sus variables del espacio y del tiempo. El marco es el sueño irreal o ficticio (asunto clave en la novela cervantina porque don Quijote se lo cree y entra dentro de los parámetros de su locura porque parece verdadero, es decir, verosímil, de ahí que se tenga la aventura por apócrifa). Cabe destacar que es el único momento de la novela en La nieta del señor Linh en el que no existe confusión en el habla del lenguaje entre los dos personajes protagonistas; los dos comprenden lo que se dicen, no sólo por sus gestos sino ya de palabra. Es la premonición de que las palabras Tao-lai! [págs. 22 y 36] serán verdaderamente un ¡Buenos días! [pág. 125] al final de la novela o, como dirá el narrador, una especie de canción interpretada a dúo (de ahí la maravillosa situación en la que se encuentran dentro del sueño premonitorio junto a los cinco hilillos de agua [pág. 102] que se transformarán en la realidad por otros cinco hilillos de su propia sangre [pág. 123] tras el accidente de coche. Asimismo, al señor Bark, y no únicamente al señor Lihn, le recuerda vagamente un sueño que tuvo unas noches antes, un sueño que trataba de un bosque, de una fuente, de un atardecer, de agua fresca y olvido [pág. 123]).

El marco espacial (ESPACIO) en Claudel es el encuentro con el señor Bark y el recorrido a través de un camino por el lugar de nacimiento del señor Linh (¿posible guerra en Vietnam en 1954 entre Francia y el Vietminh?). Asimismo, aparece la canción que le canta de cuatro estrofas -que hemos señalado metáfora de su nieta por el significado de su nombre y porque es ella quien le recuerda con sus brillantes ojos a su país, a su aldea- junto con otra muy especial relacionada directamente con la literatura de los mitos. Y para hablar de Literatura mitológica quién sino el poeta latino Ovidio y su obra Metamorfosis. Lo cito porque como veréis en Cervantes y en Claudel serán la clave en estos pasajes.

Para no perdernos estoy hablando de la llamada Fuente del Olvido, del río mitológico llamado Leteo: en la mitología griega, Lete o Leteo (en griego antiguo Λήθη Lếthê, ‘olvido’ u ‘ocultación’) es uno de los ríos del Hades (lugar al que se va después de morir pues su significado es la ‘morada de los muertos’ y que Claudel plasmará en su novela de modo esperanzador y nada pesimista). Beber de sus aguas provocaba un olvido completo. Algunos griegos antiguos creían que se hacía beber de este río a las almas antes de reencarnarlas, de forma que no recordasen sus vidas pasadas. Veamos cómo Claudel rehace el mito griego (quien bebe del agua de la fuente recuerda sólo lo bueno, incluso podría citarse la clase de fuente «de un agua viva» que «salta hasta la vida eterna» gracias al encuentro de la samaritana con Jesucristo en el pozo de la ciudad de Sicar porque -justamente como el señor Linh después del sueño que lo que tiene es «una sed acuciante» [pág. 104]- Cristo le pide de beber a ella siendo Él judío [Evangelio de San Juan, Ioh, 4,14]). Del mismo modo, en Cervantes el primo humanista, que con la ayuda de Sancho Panza bajan a don Quijote a la cueva de Montesinos, nos dirá:

Otro libro tengo también, a quien he de llamar Metamorfóseos, o Ovidio español, de invención nueva y rara, porque en él, imitando a Ovidio a lo burlesco, pinto quién fue la Giralda de Sevilla y el Ángel de la Madalena, quién el Caño de Vecinguerra de Córdoba, quiénes los Toros de Guisando, la Sierra Morena, las fuentes de Leganitos y Lavapiés en Madrid, no olvidándome de la del Piojo, de la del Caño Dorado y de la Priora; y esto, con sus alegorías, metáforas y translaciones, de modo que alegran, suspenden y enseñan a un mismo punto.

Y que, por cierto, remite a un trasunto muy español como es la existencia de una semejanza que subraya el dicho empleado para una persona que “aparece y desaparece como el río Guadiana” aunque esto lo dejo para más tarde cuando copie el relato del Quijote en donde se verá mejor esta imagen. Os preguntaréis que esto a qué viene y puede parecer que os esté hablando en chino (como Linh) pero cotejemos los dos textos que estamos analizando y veréis como hay ciertas relaciones. Para ello voy a plasmar algunos fragmentos un tanto extensos pero así se observará con más claridad lo que intento decir:

En el bosque hay un sonido de agua cantarina, aunque desde allí no se ve ningún río, ni siquiera un arroyo. No obstante, lo que se oye es un sonido de agua, el sonido de un agua viva.
El señor Linh indica a su amigo que lo siga. Deja el sendero y se interna en la espesura. Los últimos rayos de sol siembran de monedas la alfombra de musgo y, de pronto, en ese mosaico verde salpicado de fuego aparece una fuente. Nace entre dos piedras y su agua sigue cinco direcciones, como si dibujara la forma de una mano extendida con los cinco dedos separados, una mano abierta, una mano ofrecida. Los cinco hilillos de agua desaparecen en el suelo unos pasos más allá, tan milagrosamente como han surgido a la luz.
–Esta fuente no es una fuente normal –explica el señor Linh–. Se dice que su agua tiene el poder de hacer olvidar a quien la bebe, de hacerle olvidar las cosas malas. Cuando alguno de nosotros sabe que va a morir, viene a la fuente solo. Toda la aldea sabe adónde va, pero nadie lo acompaña. Tiene que recorrer el camino solo y arrodillarse aquí también solo. Bebe de esta agua y, en cuanto lo hace, su memoria se aligera: no conserva más que los momentos hermosos y las horas felices, todo lo agradable y dichoso. Los demás recuerdos, los que duelen, los que hieren, los que rajan el alma y la devoran, todos esos desaparecen, se diluyen en el agua como una gota de tinta en el océano.
–Hace una pausa y su amigo asiente, se diría que rumiando las palabras que acaba de escuchar–. Bueno –añade el señor Linh–, ahora ya sabe adónde tenemos que venir cuando sintamos acercarse la muerte.
–¡Para eso aún queda! –responde el otro riendo.
–Sí, tiene razón –dice el anciano, riendo también–. Para eso aún queda.
Hace un día tan hermoso… El atardecer entrelaza todos los olores de la tierra.
Como empieza a hacerse tarde, los dos amigos se ponen en marcha hacia la gruta. […] El hombre gordo vuelve a contemplar el paisaje.
–¡Qué buen día hemos pasado!
El señor Linh le sonríe y le da un abrazo.
–Se le va a hacer tarde.
[…]
El anciano cierra los ojos.
[págs. 102-103]

Fijémonos ahora en las marcas temporales (TIEMPO) del relato. El narrador advierte que el sueño trascurre durante una jornada, un día (El día es de una belleza sin igual… El día avanza… Pasan las horas… Antes de que el ocaso empiece a arrojar sus leonadas sombras sobre la tierra… Como empieza a hacerse tarde, los dos amigos se ponen en marcha hacia la gruta… ¡Qué buen día hemos pasado!). No obstante el señor Linh, como se verá en el capítulo siguiente, tiene dudas acerca de su duración:

Despierta con la sensación de estar encadenado.
[…]
Tiene un tremendo dolor de cabeza y mucha sed. Una sed acuciante. Pero la sed no es lo único que lo acucia. También hay una pregunta: ¿dónde se encuentra? ¿Qué es ese sitio en el que está y del que no lo dejan salir? ¿Un hospital? ¡Pero si no está enfermo! ¿Una prisión? No ha cometido ningún delito. ¿Y cuánto hace que lo pincharon? ¿Unas horas? ¿Un día? ¿Un mes? ¿Quién ha cuidado de Sang Diu? ¿La han alimentado, bañado, acariciado?
[págs. 104-105].

En la novela de Cervantes sucede algo parecido:

—¿Cuánto ha que bajé? —preguntó don Quijote.
—Poco más de una hora —respondió Sancho.
—Eso no puede ser —replicó don Quijote—, porque allá me anocheció y amaneció y tornó a anochecer y amanecer tres veces, de modo que a mi cuenta tres días he estado en aquellas partes remotas y escondidas a la vista nuestra.
—Verdad debe de decir mi señor —dijo Sancho—, que como todas las cosas que le han sucedido son por encantamento, quizá lo que a nosotros nos parece un hora debe de parecer allá tres días con sus noches.

Además, aunque a Linh le acompaña en el sueño el señor Bark, a don Quijote le acompañará el anciano Montesinos que está encantado (hechizado) por el mago Merlín. Por cierto, ese anciano -al igual que el señor Bark- lleva esperando su visita desde hace tiempo y que lo seguiría haciendo. Incluso al llegar a él se dan un abrazo siendo otra de las coincidencias no sin animarle a seguir con él el camino:

Tenía miedo de que se hubiera marchado, de que no me hubiera esperado…
–¿Bromea? –replica su amigo–. Con lo contento que me pongo cada vez que lo veo… Si hubiera hecho falta, habría esperado días.
Las palabras del hombre gordo consiguen conmover al anciano, que lo estrecha entre sus brazos.
–Venga –le dice simplemente.
Los dos amigos se ponen en camino.
[pág. 97]

Y ahora observemos el relato cervantino. Quijote dice que hacia mí se venía un venerable anciano y a éste se refiere lo que sigue:

El continente, el paso, la gravedad y la anchísima presencia, cada cosa de por sí y todas juntas, me suspendieron y admiraron. Llegóse a mí, y lo primero que hizo fue abrazarme estrechamente, y luego decirme: «Luengos tiempos ha, valeroso caballero don Quijote de la Mancha, que los que estamos en estas soledades encantados esperamos verte, para que des noticia al mundo de lo que encierra y cubre la profunda cueva por donde has entrado, llamada la cueva de Montesinos: hazaña solo guardada para ser acometida de tu invencible corazón y de tu ánimo estupendo. Ven conmigo, señor clarísimo, que te quiero mostrar las maravillas que este transparente alcázar solapa, de quien yo soy alcaide y guarda mayor perpetua, porque soy el mismo Montesinos, de quien la cueva toma nombre». Apenas me dijo que era Montesinos, cuando le pregunté si fue verdad lo que en el mundo de acá arriba se contaba, que él había sacado de la mitad del pecho, con una pequeña daga, el corazón de su grande amigo Durandarte y llevádole a la señora Belerma, como él se lo mandó al punto de su muerte. Respondióme que en todo decían verdad, sino en la daga, porque no fue daga, ni pequeña, sino un puñal buido, más agudo que una lezna.

Ya dentro del castillo de cristal en el que está el sepulcro del caballero andante Durandarte (personaje típico de las novelas de caballerías) y éste, tumbado sobre él pero no esculpido en mármol sino en carne y hueso, recita una única petición en estrofa versificada al estilo de un caballero doliente y quejumbroso (en Claudel se trata de la estrofa de la canción que gusta tanto a su nieta). No tiene desperdicio la comicidad del relato del Quijote porque -no se nos olvide- se trata de una parodia de las novelas de caballerías y que los propios personajes jueguen con la veracidad de la narración -quitar el corazón ya sea con puñal, ya con daga- es síntoma del evidente propósito humorístico de la novela. Y para muestra este fragmento un tanto extenso:

Esto dicho, el mísero Durandarte, dando una gran voz, dijo:

«¡Oh, mi primo Montesinos!
Lo postrero que os rogaba,
que cuando yo fuere muerto
y mi ánima arrancada,
que llevéis mi corazón
adonde Belerma estaba,
sacándomele del pecho,
ya con puñal, ya con daga».

Oyendo lo cual el venerable Montesinos se puso de rodillas ante el lastimado caballero, y, con lágrimas en los ojos, le dijo: «Ya, señor Durandarte, carísimo primo mío, ya hice lo que me mandastes en el aciago día de nuestra pérdida: yo os saqué el corazón lo mejor que pude, sin que os dejase una mínima parte en el pecho; yo le limpié con un pañizuelo de puntas; yo partí con él de carrera para Francia, habiéndoos primero puesto en el seno de la tierra, con tantas lágrimas, que fueron bastantes a lavarme las manos y limpiarme con ellas la sangre que tenían de haberos andado en las entrañas. Y por más señas, primo de mi alma, en el primero lugar que topé saliendo de Roncesvalles eché un poco de sal en vuestro corazón, porque no oliese mal y fuese, si no fresco, a lo menos amojamado a la presencia de la señora Belerma, la cual, con vos y conmigo, y con Guadiana, vuestro escudero, y con la dueña Ruidera y sus siete hijas y dos sobrinas, y con otros muchos de vuestros conocidos y amigos, nos tiene aquí encantados el sabio Merlín ha muchos años; y aunque pasan de quinientos, no se ha muerto ninguno de nosotros. Solamente faltan Ruidera y sus hijas y sobrinas, las cuales llorando, por compasión que debió de tener Merlín dellas, las convirtió en otras tantas lagunas, que ahora en el mundo de los vivos y en la provincia de la Mancha las llaman las lagunas de Ruidera; las siete son de los reyes de España, y las dos sobrinas, de los caballeros de una orden santísima que llaman de San Juan. Guadiana, vuestro escudero, plañendo asimesmo vuestra desgracia, fue convertido en un río llamado de su mesmo nombre, el cual cuando llegó a la superficie de la tierra y vio el sol del otro cielo, fue tanto el pesar que sintió de ver que os dejaba, que se sumergió en las entrañas de la tierra; pero, como no es posible dejar de acudir a su natural corriente, de cuando en cuando sale y se muestra donde el sol y las gentes le vean. Vanle administrando de sus aguas las referidas lagunas, con las cuales y con otras muchas que se llegan entra pomposo y grande en Portugal.

Antes habíamos dejado el trasunto tan español de que algo o alguien “aparece o desaparece como el río Guadiana”. Pues es aquí donde explicaremos la relación del sueño de Linh con la aventura de don Quijote en la cueva de Montesinos. En esta última no se trata de una personificación de las lagunas de Ruidera o del río Guadiana sino que el recorrido es el inverso. Se trata, pues, de una cosificación de las hijas y sobrinas de una tal Ruidera y del escudero de Durandarte llamado Guadiana. Todo sucede a causa del encantamiento del mago Merlín. Es algo milagroso lo que ocurre dentro de la cueva. Pues ahora releamos el texto de Claudel cuando habla de la existencia de la fuente del olvido:

Nace entre dos piedras y su agua sigue cinco direcciones, como si dibujara la forma de una mano extendida con los cinco dedos separados, una mano abierta, una mano ofrecida. Los cinco hilillos de agua desaparecen en el suelo unos pasos más allá, tan milagrosamente como han surgido a la luz.

Ya se ve que el milagro del agua se da tanto en la cueva como en la localización del sueño del señor Linh.

Todavía nos falta destacar en la obra de Philippe Claudel el enlace existente en lo que en principio fue un sueño artificial, sola y únicamente del señor Linh al mostrado al final del relato como un sueño compartido junto al señor Bark. Me explicaré. En el sueño primero el protagonista es Linh como sujeto que lo padece aunque aparezca en él Bark. En el sueño segundo, si lo podemos llamar así (aunque es una situación parecida porque se trata de un momento de inconsciencia derivado de un golpe en la cabeza contra el suelo producido por un accidente de coche) el marco temporal vuelve a ofrecernos la clave. El narrador señala que:

El tiempo se estira. El señor Linh no tiene miedo, ya no está asustado, ha vuelto a ver a su amigo, es primavera, sólo piensa en proteger a su nieta y le murmura las primeras palabras de la canción, ya tiene el coche casi encima, la niña abre los ojos y lo mira, el anciano le besa la frente y, de pronto, acuden a su mente todos los rostros amados, y a su memoria el olor de la tierra de su país, y el del agua, el del bosque, […] Y de pronto es de noche.
[pág. 121]

El señor Linh vuelve con ese Y de pronto es de noche a soñar, a ver al señor Bark que le está esperando, a beber el agua de la fuente del olvido y recordar cosas bonitas como las de su país, a cantar la canción a su nieta (una canción, repito lo dicho más arriba acerca del saludo de “¡Buenos días!” que ahora entienden perfectamente los dos en el mismo idioma se convierten en una especie de canción interpretada a dúo [pág. 125]). Es otra vez volver a revivir pero ahora en la realidad los sucesos del sueño primero. Y no sólo eso sino que ahora será en el último capítulo el propio señor Bark el que padezca el sueño, más concretamente, que rememore el sueño del señor Linh. Es decir, han sido los dos los que han soñado con lo mismo. No sólo se nos va a mostrar la amistad de ambos en la realidad (los encuentros en el banco de la calle) sino también en la ficción (en los sueños). Y no lo digo yo, curiosamente, las palabras lo dicen todo:

Los ojos del señor Taolai están cerrados. De una herida invisible en la parte posterior del cráneo le mana un poco de sangre, que sigue la pendiente de la calzada como un vacilante arroyo y acaba separándose en cinco hilillos distintos: parece el esbozo de una mano con sus cinco dedos. El señor Bark contempla esa mano que fluye y dibuja la vida de su amigo, la vida que abandona su cuerpo. Curiosamente, ver el dibujo que traza la sangre del señor Taolai sobre el asfalto le recuerda vagamente un sueño que tuvo unas noches antes, un sueño que trataba de un bosque, de una fuente, de un atardecer, de agua fresca y olvido.
[pág. 123]

Y con esto termino. A tanto ha llegado la amistad entrambos que al final los dos terminan siendo como poseedores de Sang Diu porque ella es el enlace, el lazo de unión que ha unido a los dos durante toda la novela. El papel de la nieta ‘Mañana dulce’ es básico. Incluso los fragmentos finales del relato reflejan que la niña de doce semanas desde que el barco atracó en el país de acogida es el nexo, no sin antes de que Claudel, por medio del personaje del señor Bark, haga una reflexión en voz alta después de lo que pudiera haber sido un trágico final:

Su amigo está vivo. ¡Vivo! Sí, se dice, puede que la vida sea también esto. De vez en cuando un milagro, oro, risas, y de nuevo la esperanza cuando crees que a tu alrededor todo es destrucción y silencio.

Sin embargo, no está sólo ahí la reflexión. Los últimos fragmentos de la novela suceden como dirá el narrador como en una película a cámara lenta que no acabara nunca (pág. 120), y en esto Claudel es un experto como guionista televisivo. La nieta, repito, cerrará el círculo:

El señor Bark le coge la mano sin dejar de hablarle. Es el comienzo de una primavera muy hermosa. Los primeros días. El anciano mira a su amigo y le sonríe. Estrecha la hermosa muñeca entre sus delgados brazos, la estrecha como si su vida dependiera de ello, la estrecha como estrecharía a su nieta, silenciosa, tranquila y eterna, una hija del alba y de oriente. Su única nieta. La nieta del señor Linh.
[pág. 125-126]

Bark, ahora viudo y solo se ha encontrado con Linh, viudo y “solo” salvo su nieta. Son dos extraños o tres, unidos ahora por un bebé, una niña dulce y naciente o mañanera (‘Sang Diu’). El señor Bark no tendrá nunca nietos y llega a hacer como suya (su única nieta) a la nieta del señor Linh. El cierre de la novela no puede ser más evidente y esperanzador: la mañana, el día ha llegado como en la canción. Un día en un futuro cercano la nieta alcanzará el status de madre y las generaciones de los Linh no habrán sido cercenadas.


Fdo.: Fernando De Meer Alonso
25-X-2010

viernes, 22 de octubre de 2010

Algunas impresiones de "La nieta del señor Linh"


Me he leído ya "La nieta del señor Linh" y he de decir que me ha gustado. La lectura es fácil. La brevedad de los capítulos la hace muy ágil.
.
Algunos aspectos me recuerdan a "El niño con el pijama a rayas", como una cierta irrealidad dentro de un contexto real, la ausencia de egoísmo de los personajes y su humana fragilidad.
.
Me he atrevido a hacer algunas reflexiones en mi blog. Para el que le pueda interesar, puede pinchar aquí.
Rafael

jueves, 30 de septiembre de 2010

Cien años de soledad

Hola a todos. Después de la resaca del 29-S y del último encuentro literario, me he animado a hacer mis pinitos en este blog. Gracias por tus indicaciones José Antonio.
Aunque los comentarios del encuentro de ayer sobre Cien años de soledad dieran solo para el primer plato, mi opinión es que es un magnífico libro, escrito con una imaginación desbordante, con una narrativa muy ágil (a veces casi febril) y con unos personajes muy peculiares (a veces esperpénticos pero también con muchas dosis de realidad).
Creo que Gabo hace un recorrido por muchos aspectos de las personas como las relaciones amorosas, la política, la envidia, el odio, la diversión, la soledad, etc., y los pinta muy bien basándose en lo esperpéntico de sus personajes y las relaciones entre ellos.
En fin, que el libro me gustó mucho.
Ya he comprado "La nieta del Señor Linh" y tiene muy buena pinta. Nos vemos el próximo día 27 de octubre.
Fdo. Javier Alamán

martes, 28 de septiembre de 2010

De mitos

A punto de "encontrarnos", y sin los deberes hechos, leo la entrada de José Antonio y el correo de Rafa Hidalgo, mientras estaba escribiéndose casi solo el post de Labordeta en mi blog.
De Rafa he copiado todo su lúcido mini-memorandum. Con José Antonio he recordado el post que escribí acerca de los mitos que acababa, precisamente con Salinger.
Va por ustedes.
Fdo.:Pepe Boza

lunes, 23 de agosto de 2010

Subastan el inodoro de J.D.Salinger por un millón de dólares

Nos encontrábamos estas vacaciones esta curiosa noticia en todos los medios de comunicación. No era portada –ni lo merece- pero las horas de lectura del verano te permiten encontrarte noticias como esta aunque salgan publicadas en la esquina inferior del periódico.

Al parecer un comercio de antigüedades asegura haber comprado el objeto en la antigua casa del escritor en New Hampshire.Un comercio de antigüedades del norte de California ha puesto a la venta en eBay un inodoro que perteneció al escritor J.D. Salinger (1919-2010) por el que pide un millón de dólares.

"No pierdan la oportunidad de ser propietarios de un pedazo de historia", recomienda en el popular portal el negocio, llamado "The Vault of Forsyth", que asegura haber comprado el objeto en la antigua casa en New Hampshire del escritor fallecido el pasado enero a los 91 años.
Según la descripción en eBay, este inodoro de 1962 fue "propiedad personal y usado durante muchos años" por el autor de "El guardián entre el centeno", que durante décadas guardó celosamente su vida privada y se negaba a conceder entrevistas.

Para incentivar la compra, el vendedor también señala que la viuda del escritor "heredó todos sus manuscritos con la idea de publicarlos. Quién sabe cuántas de esas historias se concibieron y pasaron al papel mientras Salinger estaba sentado en su trono". Como prueba de la autenticidad de la pieza, presenta una carta de la actual propietaria de la antigua casa del escritor en que se da fe del origen del inodoro.

Desde el fallecimiento de Salinger el pasado 28 de enero, han aparecido cartas y otros documentos que han rasgado el velo de misterio que rodeó buena parte de su vida, aunque el objeto puesto hoy a la venta es por ahora el más curioso.

Fdo.: José Antonio Ramos

martes, 13 de julio de 2010

Bonita casualidad de la vida


Leo en el diario digital de mi buen amigo Itxu Díaz POPES80 la siguiente noticia:
“Enrique Urquijo tendrá su calle en Madrid”

Os preguntaréis: ¿y qué tiene que ver esto con este blog? Sigan leyendo…

“El Boletín Oficial del Ayuntamiento de Madrid del pasado 2 de junio, confirma que Enrique Urquijo contará con una calle en Madrid. Se trata de un vial de nueva creación, situado en el distrito de Vicálvaro, que se inicia en la autovía radial (R3) y termina en el camino de Vicálvaro a San Fernando, calle que ahora lleva el nombre de Miguel Delibes, tal y como se decidió en el mismo pleno”

En definitiva, el artista de referencia para este que escribe tendrá una calle en Madrid. Pero además nos enteramos que en el mismo pleno se aprobó que Miguel Delibes tendrá la suya a continuación. Una alegría por tanto del reconocimiento a ambos.

Fdo.: José Antonio Ramos

viernes, 9 de julio de 2010

Sorna, reivindicación y algo más

Volverán los anhelantes lectores
en una mesa sus ideas expresar,
y, otra vez, con la palabra y sin prisa
entre platos las glosarán;
pero aquellos que el verbo refrenaban
tu ilusión y mi dicha al contemplar,
aquellos que aprendieron nuestros nombres…….
esos……¡no volverán!


Volverán los noveles contertulios
en “la scala” savia nueva a aportar,
Y otra vez a la tarde, aún más certeras,
sus percepciones compartirán;
pero aquellos henchidos de saber,
cuyas perlas gozábamos hallar
y caer, como lágrimas del día…..
esos……¡no volverán!


¿Llegarán los ansiados estatutos
algún día la tertulia regular?
¿Y los turnos de palabra vehemente,
a un tiempo conciliar y conjugar?
Y las reglas de elección de la lectura,
fácilmente establecer y concretar,
determinando nuevo libro y su ponente…….
Esos…..¡si llegarán!

Fdo.: ¡Qué más da!

lunes, 5 de julio de 2010

Comentario de Estudio en escarlata

Dos breves comentarios:

1. Me ha gustado encontrarme con un profesional de la talla de Sherlock Holmes. Investiga, estudia, analiza, dedica el tiempo necesario, no se precipita, hace equipo, resuelve el caso y además, sabe que el éxito no va ser para él. Como le hace ver a su amigo Watson al final de la historia: "¿No se lo dije yo desde el principio?"

El resultado de todo nuestro Estudio en escarlata es ese: conseguir para ellos un homenaje!. No sé como lo veis, pero no es fácil encontrarse con gente así. Mi reconocimiento para este tipo de personas, que lejos de parecer tontos son muchas veces los pilares de esta sociedad.

2. No me ha gustado que la clave de la solución esté en el telegrama que envía Holmes a Cleveland. Es verdad que concreta con la pregunta sobre el matrimonio de Drebber y le dan el nombre de J. Hope. Le dira a A.C. Doyle que, en justicia, ese dato se lo podan haber facilitado a Gregson ya que es el primero envía la pregunta- y quizá hubiera sido capaz de resolverlo el solito. ¿Qué opináis? El autor te da una clave que se la saca de la manga! Me hubiera gustado tener la posibilidad, como lector con los datos expuestos, de ser capaz de solucionar el caso. Seguro que hay algún experto en Holmes que puede comentar si esto sucede con frecuencia en sus obras.

Un fuerte abrazo a todos y feliz verano.

Fdo.:Paco Casado

El Quijote, Tarzán, Drácula, Holmes,... y pocos más.

Estimados amigos,
Pocos hay que hayan conseguido tanto de un personaje. Pocos personajes -creados literariamente por un autor- han llegado tan lejos. Y eso es lo que consigue nuestro buen amigo Conan Doyle con Sherlock Holmes y también por qué no decirlo con su Doctor Watson.
Para mí este el gran logro de esta obra. ¿Hasta hay gente que crea clubs como epicentro de la misma?
Me he entretenido mucho con "Estudio en escarlata".

Fdo.: José Antonio Ramos

jueves, 1 de julio de 2010

Sherlock Holmes en el cine (I)

Mientras escucho la música que escribió el genial Miklos Rozsa para la película del no menos genial Billy Wilder, “La vida privada privada de Sherlock Holmes”, quiero escribir unas líneas sobre las apariciones cinematográficas del héroe de “Estudio en Escarlata”. Como no quiero extenderme demasiado me ceñiré a aquéllas adaptaciones de las novelas y relatos protagonizados por el personaje que creó Conan Doyle que puedan ser interesantes y enriquecedoras en el encuentro del próximo lunes. Las referencias a las películas de cine mudo o a aquellas otras difíciles de “encontrar”, serán muy breves, aunque quiero comenzar con una pequeña curiosidad, la primera aparición en la pantalla de Sherlock Holmes. Data de 1903, y se trata de una producción muy corta hecha en el estudio de Thomas Edison, que no llega al minuto, “Sherlock Holmes baffled”.
Si nos centramos en las adaptaciones de la novela de “Estudio en Escarlata” descubriremos que no es uno de los relatos del canon holmesiano más llevado a la pantalla. Quizás ello se deba, como apunta Juan Antonio Molina Foix en su introducción a la edición de “Estudio en Escarlata” a cargo de Valdemar, al poco protagonismo del detective, ya que estamos ante una historia que navega entre lo detectivesco en su comienzo, y la novela de aventuras, con ecos incluso de la conquista del oeste, de su segunda mitad.
La primera versión cinematográfica de “Estudio en escarlata” data de 1914, y es una producción inglesa dirigida por George Pearson, con James Bragington como Sherlock Holmes. Ese mismo año se rueda una versión norteamericana, cuyo mayor atractivo es que el director y protagonista principal es Francis Ford, hermano de uno de los más grandes directores de la historia del cine, John Ford.
La siguiente adaptación es una producción norteamericana de 1933 que, aunque respeta el título de la novela de Conan Doyle, desarrolla un guión escrito para el cine y cuya historia no guarda relación alguna con el original. Su argumento (los miembros de una turbia organización van siendo asesinados de uno en uno según se describe en una canción infantil) tiene resonancias de una de las más conocidas novelas de Agatha Christie, “Diez negritos”.
El último intento por llevar “Estudio en escarlata” a una pantalla se lo debemos a una estupenda serie de la BBC de los años 60. Esta serie pretendía continuar el éxito de una de las mejores adaptaciones cinematográficas del personaje de Sherlock Holmes que se han hecho, “El sabueso de los Baskerville”, producción de 1958, dirigida por Terence Fisher y protagonizada por Peter Cushing. Esta película se rueda bajo producción de la Hammer, míticos estudios británicos, que a finales de los 50 y principios de los 60, conocieron el éxito como productores de cintas de terror protagonizadas por personajes clásicos como Drácula, Frankenstein, o la Momia, y que, merced al buen trabajo de actores como el ya citado Peter Cushing o el inolvidable Christopher Lee, resucitan un género que en los años 30 había conocido un gran éxito de la mano de una de las “majors” de Hollywood, la Universal. Volviendo a la serie, parcialmente destruida en un imperdonable e impropio acto de negligencia de la televisión pública del Reino Unido, el episodio que adapta “Estudio en escarlata”, mantiene una estructura narrativa algo alejada de la novela, pues olvida uno de los hechos más característicos de ésta como es el primer encuentro entre Holmes y el Dr. Watson, para arrancar directamente con los personajes de la segunda parte del texto original antes de que ocurran los sucesos investigados por el detective. A pesar de este cambio en la manera de contar el relato que le confiere un cierto carácter de telenovela al uso en la época en la que se grabó este episodio, finales de los años 60, se mantiene la historia original y el dibujo de los personajes se acerca mucho al que salió de la pluma de Sir Arthur Conan Doyle, con un Peter Cushing que se mimetiza con el personaje.
Fdo: Alberto Garrido

jueves, 24 de junio de 2010

Escribió Delibes

Mi buen amigo Fernando Gasca Binaburu escribe hoy en el Heraldo un resumen de una carta que envió a raíz de un artículo muy interesante que llegó a sus manos hace unas semanas. El artículo –publicado en ABC- es de Miguel Delibes de diciembre de 2007. Por la importancia del tema en cuestión y haciendo honor al que da título a este encuentro transcribo dicho artículo a continuación.

“En estos días en que tan frecuentes son las manifestaciones en favor del aborto libre, me ha llamado la atención un grito que, como una exigencia natural, coreaban las manifestantes: «Nosotras parimos, nosotras decidimos». En principio, la reclamación parece incontestable y así lo sería si lo parido fuese algo inanimado, algo que el día de mañana no pudiese, a su vez, objetar dicha exigencia, esto es, parte interesada, hoy muda, de tan importante decisión. La defensa de la vida suele basarse en todas partes en razones éticas, generalmente de moral religiosa, y lo que se discute en principio es si el feto es o no es un ser portador de derechos y deberes desde el instante de la concepción.

Yo creo que esto puede llevarnos a argumentaciones bizantinas a favor y en contra, pero una cosa está clara: el óvulo fecundado es algo vivo, un proyecto de ser, con un código genético propio que con toda probabilidad llegará a serlo del todo si los que ya disponemos de razón no truncamos artificialmente el proceso de viabilidad. De aquí se deduce que el aborto no es matar (parece muy fuerte eso de calificar al abortista de asesino), sino interrumpir vida; no es lo mismo suprimir a una persona hecha y derecha que impedir que un embrión consume su desarrollo por las razones que sea. Lo importante, en este dilema, es que el feto aún carece de voz, pero, como proyecto de persona que es, parece natural que alguien tome su defensa, puesto que es la parte débil del litigio.

La socióloga americana Priscilla Conn, en un interesante ensayo, considera el aborto como un conflicto entre dos valores: santidad y libertad, pero tal vez no sea éste el punto de partida adecuado para plantear el problema. El término santidad parece incluir un componente religioso en la cuestión, pero desde el momento en que no se legisla únicamente para creyentes, convendría buscar otros argumentos ajenos a la noción de pecado. En lo concerniente a la libertad habrá que preguntarse en qué momento hay que reconocer al feto tal derecho y resolver entonces en nombre de qué libertad se le puede negar a un embrión la libertad de nacer. Las partidarias del aborto sin limitaciones piden en todo el mundo libertad para su cuerpo. Eso está muy bien y es de razón siempre que en su uso no haya perjuicio de tercero. Esa misma libertad es la que podría exigir el embrión si dispusiera de voz, aunque en un plano más modesto: la libertad de tener un cuerpo para poder disponer mañana de él con la misma libertad que hoy reclaman sus presuntas y reacias madres. Seguramente el derecho a tener un cuerpo debería ser el que encabezara el más elemental código de derechos humanos, en el que también se incluiría el derecho a disponer de él, pero, naturalmente, subordinándole al otro.

Y el caso es que el abortismo ha venido a incluirse entre los postulados de la moderna «progresía». En nuestro tiempo es casi inconcebible un progresista antiabortista. Para estos, todo aquel que se opone al aborto libre es un retrógrado, posición que, como suele decirse, deja a mucha gente, socialmente avanzada, con el culo al aire. Antaño, el progresismo respondía a un esquema muy simple: apoyar al débil, pacifismo y no violencia. Años después, el progresista añadió a este credo la defensa de la Naturaleza. Para el progresista, el débil era el obrero frente al patrono, el niño frente al adulto, el negro frente al blanco. Había que tomar partido por ellos. Para el progresista eran recusables la guerra, la energía nuclear, la pena de muerte, cualquier forma de violencia. En consecuencia, había que oponerse a la carrera de armamentos, a la bomba atómica y al patíbulo. El ideario progresista estaba claro y resultaba bastante sugestivo seguirlo. La vida era lo primero, lo que procedía era procurar mejorar su calidad para los desheredados e indefensos. Había, pues, tarea por delante. Pero surgió el problema del aborto, del aborto en cadena, libre, y con él la polémica sobre si el feto era o no persona, y, ante él, el progresismo vaciló.

El embrión era vida, sí, pero no persona, mientras que la presunta madre lo era ya y con capacidad de decisión. No se pensó que la vida del feto estaba más desprotegida que la del obrero o la del negro, quizá porque el embrión carecía de voz y voto, y políticamente era irrelevante. Entonces se empezó a ceder en unos principios que parecían inmutables: la protección del débil y la no violencia. Contra el embrión, una vida desamparada e inerme, podía atentarse impunemente. Nada importaba su debilidad si su eliminación se efectuaba mediante una violencia indolora, científica y esterilizada. Los demás fetos callarían, no podían hacer manifestaciones callejeras, no podían protestar, eran aún más débiles que los más débiles cuyos derechos protegía el progresismo; nadie podía recurrir. Y ante un fenómeno semejante, algunos progresistas se dijeron: esto va contra mi ideología. Si el progresismo no es defender la vida, la más pequeña y menesterosa, contra la agresión social, y precisamente en la era de los anticonceptivos, ¿qué pinto yo aquí? Porque para estos progresistas que aún defienden a los indefensos y rechazan cualquier forma de violencia, esto es, siguen acatando los viejos principios, la náusea se produce igualmente ante una explosión atómica, una cámara de gas o un quirófano esterilizado”.

Fdo.: José Antonio Ramos

lunes, 14 de junio de 2010

Nacimiento por aclamación popular

Me mostró a Lady Cordelia. Y a la señora Benn creada por Ishiguro. No me gustó la historia del héroe de Solferino ni tampoco la de un famoso "Tambor de hojalata". La biografía de Sándor Márai me enseñó lo nada bueno del comunismo. Redescubrí la difícil adolescencia de Holden Cauldfield y saboré como nadie la niñez de uno de los protagonistas y los últimos coqueteos en la madurez de su madre en el delicioso "Ardiente secreto".

Me ha proporcionado viajes. A mi infancia de la mano del Mochuelo o de un "Cuento de Navidad". A Italia con Fabricio Salina y a mi querida Zaragoza en diferentes épocas - Delibes y "Romance ...". A un callejón en El Cairo que me ha servido para saber de una literatura distinta o la mar muy ancha que unió a conquistadores y conquistados.

Todo esto me ha enseñado este encuentro. También a ellos les ha conquistado. A grandes - Angeles de Irisarri y Miguel Aranguren- y a chicos.

Gracias a tí, "Querido encuentro", por dar un paso más con el nacimiento de este blog por aclamación popular.

Fdo.: José Antonio Ramos

lunes, 7 de junio de 2010

Archivo histórico

Julio, 2008: Retorno a Brideshead, Evelyn Waugh, con Antonio Rey

Septiembre, 2008: Los restos del día, Kazuro Ishiguro, con Alberto Garrido

Octubre 2008: La Marcha Radetzky, Joseph Roth, con Pepe Boza

Diciembre, 2008: Tierra, tierra, Sándor Márai, con Paco Casado

Febrero, 2009: El Guardián entre el Centeno, J.D. Salinger, con Pablo Vera

Febrero, 2009: Ardiente secreto, Stefan Zweig, con Pepe Boza

Marzo 2009: El Camino, M. Delibes, con Alberto Garrido

Mayo, 2009: El Gatopardo, G. T. di Lampedusa, con Pablo Vera

Junio, 2009: Romance de Ciego, Ángeles de Irisarri, con Ángeles de Irisarri

Julio, 2009: Zaragoza, B.P. Galdós,

Octubre, 2009: El Callejón de los Milagros, Naguib Mahfuz, con Jaime G. Machín

Noviembre, 2009: El Tambor de Hojalata, Günter Grass, con Ángeles de Irisarri

Enero, 2010: Cuento de Navidad, Charles Dickens, con Fernando de Meer

Febrero 2010: La Hija del Ministro, Miguel Aranguren, con Miguel Aranguren

Abril, 2010: El Corazón de Piedra Verde, Salvador de Madariaga, con Pepe Boza