lunes, 4 de abril de 2011

Opinión de la obra "La comedia humana" de William Saroyan

Empiezo con la serie de preguntas que lanza el Sr. Ara, el de la tienda, después de haber dado a su hijo una manzana, una naranja, una chocolatina, un plátano, “¿Y nosotros qué? ¿Qué hacemos nosotros?... ¿Y cómo nos sentimos?” Concluye: “Descontentos”. Lo tenemos todo y no somos felices. Tengo la sensación que a Marcus le hubiera gustado contestar a la pregunta del Sr Ara. Me parece magistral el diálogo que mantiene en el tren con su amigo Tobey. Como poco a poco, se va dando cuenta de que todo lo que le había contado sobre su familia y su novia, le han dado a su compañero sin raíces un motivo para mantener la esperanza y el deseo volver a casa, “Ithaca”. Pienso que en ese momento Marcus, sin nada de lo que quiere a su alrededor y camino de una posible muerte, nos da la clave de la respuesta al Sr. Ara. La felicidad no está simplemente en las cosas que le da a su hijo... Creo que otro personaje que también responde a la pregunta del Sr. Ara es el supuesto atracador, el hijo de la Señora Strickman. Con su búsqueda, “Quiero conocer a un solo hombre no corrompido por el mundo para poder estar yo también no corrompido, y así poder vivir y creer.” Nos da la posibilidad de asistir a otra conversación reveladora. Alcanza su propósito después del segundo encuentro con Spangler, le da las gracias y le dice: “Voy a vivir. Y ahora voy a saber vivir.” La conducta del director de la oficina de telégrafos ha transformado a este chico. Sr. Ara, a veces, el ejemplo de las personas que tenemos cerca nos ayuda a descubrir dónde está la felicidad. Por último, me parece que el Sr. Ara hubiera disfrutado asistiendo al encuentro entre Homer y su madre (cap. 26, ¡Sensacional¡). Ella le habla de la pena, como causa de sus lágrimas. “Un hombre no es un hombre de verdad si no tiene pena. Si a un hombre no le ha hecho llorar el dolor del mundo solamente es medio hombre, y en el mundo siempre habrá dolor. Saber esto no quiere decir que un hombre tenga que desesperar”. Creo que habla de amor y da por sentado que siempre lleva asociado el dolor y la pena. Cuando amamos, sufrimos, cuando amamos, lloramos… Fdo.: Francisco Casado

La comedia humana (1943)

Con “La comedia humana” he experimentado el proceso inverso al que supongo que llevarían los lectores norteamericanos del año 1943. Como entonces el evento cinematográfico precedió al editorial, los espectadores de la película de Clarence Brown prorrogaron el éxito de dicho film con la lectura de la novelización que hizo William Saroyan de su propio relato original. Es fácil suponer la identificación con la historia que se nos narra de miles de familias que vivían la Segunda Guerra Mundial desde la seguridad de sus hogares, pero con la inquietud por sus hijos, padres o esposos que se encontraban combatiendo a miles de kilómetros. El relato que tiene en su origen la película, y que le supuso un Oscar al mejor guión original, enfrentó a Saroyan con uno de los más poderosos dirigentes de los estudios, Louis B. Mayer, el gran “jefe” de la Metro Goldwyn Mayer, porque el escritor quería dirigir la película, pero después de algunas pruebas, Mayer rechazó esta posibilidad. Desde un punto de vista cinematográfico lo más sorprendente de la película es sin duda la presencia del padre de la familia Macauley, que asume el papel de narrador de la historia, presentando a los distintos miembros de su familia y haciendo avanzar la acción con sus apariciones “ectoplásmicas”. A destacar también un reparto encabezado por un actor juvenil de moda en aquellos años, Mickey Rooney, secundado por veteranos como Frank Morgan (“El mago de Oz”) y por otros que empezaban entonces, como Donna Reed, Van Johnson o Robert Mitchum, cuyo trabajo en “La comedia humana” fue el segundo de su larga carrera.

Os dejo el link a un trailer de la película

http://www.youtube.com/watch?v=saIWlv5nAtQ&feature=related

lunes, 14 de febrero de 2011

1984 y Un mundo feliz visto por F.Casado

Somos LIBRES. ¡Qué maravilla poder disfrutar de la libertad! No me refiero sólo a la capacidad de optar entre las múltiples alternativas en la vida - dada nuestra edad, pienso que esa etapa maravillosa la hemos superado-, si no a la gozada de vivir con la máxima intensidad las consecuencias de las elecciones que hemos ido tomando a lo largo de nuestra existencia.

Empiezo por “1984”. En varias ocasiones me ha venido a la cabeza Sandor Marai en “Tierra, Tierra”. ¿Os acordáis? Hablaba de esa tela de araña que todo lo atrapa. No destruyen tu cuerpo, si no que aniquilan tu espíritu. ¡Horrible! Aún en esas circunstancias eran capaces de seguir siendo libres.

Winston, a raíz de una conversación con Julia, reflexiona sobre la falta de compresión de la realidad de su compañera y como esta actitud, que se reproduce en todo el mundo, les lleva a ser políticamente sanos y fieles (2ª parte, Capítulo V, pág. 190-194, Ediciones Destino). Concluye: “Sencillamente se lo traganban todo y lo que se tragaban no les sentaba mal porque no les dejaba residuos; lo mismo que un grano de trigo puede pasar, sin ser digerido y sin hacerle daño, por el cuerpecito de un pájaro.” A veces me da pena pensar que hay más pájaros a mí alrededor de los que creo; pero en el fondo también confío en que éstos son libres y serán capaces de orientar su libertad a la verdad y al bien.

Opino que esta consideración de Winston se produce a mayor escala en “Un mundo feliz”. Espectacular las explicaciones de Mustafá Mond a John, el Salvaje, en los últimos capítulos del libro. Pág 230: “La gente es feliz…nunca está enferma; no teme a la muerte; ignora la pasión y la vejez; no hay padres y madres que estorben; no hay esposas, ni hijos, ni amores excesivamente fuertes; y si algo no marcha siempre queda el soma. Pág 238: “¿De qué sirven la verdad, la belleza o el conocimiento…? Pág 247: “la civilización no tiene necesidad de nobleza ni de heroísmo… no existe la posibilidad de elegir…todos están condicionados de modo que no pueden hacer otra cosa más que lo que deben hacer.”

Sencillamente se lo tragan todo. Si logramos anular la verdad, la belleza, el conocimiento, aparece una gran masa que está condicionada. Considero que Huxley y Orwell en este punto hacen una descripción brutal de una gran masa de esta sociedad del s.XXI. Pero como decía antes, me queda la esperanza de pensar que somos libres. ¿Todos? Sí, todos tenemos esa capacidad. Ahora, hay que ejercitarla.

Fdo.: Paco Casado

martes, 18 de enero de 2011

A PROPOSITO DEL PROXIMO ENCUENTRO

De cara al próximo encuentro, y serán XIX, para ir abriendo boca, os transcribo un par de párrafos que he encontrado en wikipedia sobre los libros que vamos a comentar.



"1984" de George Orwel:

"1984 es una novela política de ficción distópica, escrita por George Orwell entre 1947 y 1948 y publicada el 8 de junio de 1949. La novela introdujo los conceptos del omnipresente y vigilante Gran Hermano o Hermano Mayor, de la notoria habitación 101, de la ubicua policía del pensamiento y de la neolengua, adaptación del inglés en la que se reduce y se transforma el léxico con fines represivos, basándose en el principio de que lo que no está en la lengua, no puede ser pensado.

Muchos analistas detectan paralelismos entre la sociedad actual y el mundo de 1984, sugiriendo que estamos comenzando a vivir en lo que se ha conocido como sociedad orwelliana.[cita requerida] El término orwelliano se ha convertido en sinónimo de las sociedades u organizaciones que reproducen actitudes totalitarias y represoras como las representadas en la novela. La novela fue un éxito en términos de ventas y se ha convertido en uno de los más influyentes libros del siglo XX.

Se la considera como una de las obras cumbre de la trilogía de las antiutopías de principios del siglo XX (también clasificadas como ciencia ficción distópica), junto a la novela de 1932 Un mundo feliz (Brave new world en inglés), de Aldous Huxley, y Fahrenheit 451 de Ray Bradbury. Algunos consideran a esta novela un plagio de la obra Nosotros escrita por Yevgeni Zamiatin en 1921. Por su parte Orwell reconoció la influencia de la misma en su novela."

"Un mundo feliz" de Aldous Huxley:


"Un mundo feliz ("Brave new world" en inglés, literalmente «Espléndido mundo nuevo») es la novela más famosa del escritor británico Aldous Huxley, publicada por primera vez en 1932. El título tiene origen en una obra del autor William Shakespeare, La tempestad, en el acto V, cuando Miranda pronuncia su discurso.
La novela anticipa el desarrollo en tecnología reproductiva, cultivos humanos e hipnopedia que, combinadas, cambian radicalmente la sociedad. El mundo aquí descrito podría ser una utopía, aunque irónica y ambigua: la humanidad es desenfadada, saludable y avanzada tecnológicamente. La guerra y la pobreza han sido erradicadas, y todos son permanentemente felices. Sin embargo, la ironía es que todas estas cosas se han alcanzado tras eliminar muchas otras: la familia, la diversidad cultural, el arte, la ciencia, la literatura, la religión y la filosofía."

También me permito traer aquí la entrada de wikipedia sobre "distopía":

"La utopía y la distopía, son géneros literarios que estudian las estructuras sociales y políticas. La ficción utópica, es la creación de un mundo ideal, mejor definido como utopía para su uso en novelas. La ficción distópica es lo opuesto, creando un mundo de pesadillas y temores, igualmente referenciado como distopía.

Algunas novelas combinan parte de ambos géneros, a menudo como metáfora de las disímiles direcciones que toma la humanidad. Esto genera una historia con dos posibles futuros.

Estas nociones, son muy comunes en el género de la ciencia ficción y en la ficción especulativa."

La pañabra distopía, o su derivada distópico, no aparecen recogidas como tales en el diccionario de la RAE, donde si aparacece utopía o utopia:

(Del gr. οὐ, no, y τόπος, lugar: lugar que no existe).

1. f. Plan, proyecto, doctrina o sistema optimista que aparece como irrealizable en el momento de su formulación.


Creo que "distopía" puede tratarse de una palabra en "neolengua", aunque en su versión más avanzada seguramente sería sustituida por "noutopía".

Un saludo.

Pablo

lunes, 13 de diciembre de 2010

Comentario de "La Estrella Peregrina"

Queridos todos:

Lo primero, felicitar a Ángeles por su obra. He disfrutado mucho en esta peregrinación. Nos has metido de lleno en el año 1000, sus costumbres, sus ciudades, su lenguaje, sus miedos, sus luchas, sus diferentes clases sociales… A través de los ojos de los protagonistas nos ha permitido profundizar en cómo se vivía en aquella época.

Como siempre, me fijo en pequeños detalles de los personajes:
Me ha gustado mucho que nuestra querida Poppa tuviera la inmensa suerte de casarse con el hombre al que amaba. “Los esposos se habían amado como no es común”. Una prueba de este amor es que ella le pide que se acepte a Lioneta. “Inténtalo, hazlo por mí”. Y nuestro gran conde, que la amaba sobre todas las cosas, probó. Un acierto que terminará sus días queriendo a su segunda hija tanto como a Mahaut.

Junto a esto, pienso que una persona como Lioneta- es una pena, pero nuestra sociedad las hace desaparecer- puede transformar radicalmente una familia. Hacerle descubrir lo realmente importante de la vida. Me hubiera gustado que esta idea la reflejara alguno de los personajes. Aunque no sé si estoy intentando hacer descubrir a los hombres del año 1000, un problema del año 2000.

He compartido la alegría de llegar al Monte del Gozo- también lo hice hace unos años con José Antonio- con nuestros peregrinos. El momento es maravilloso, después de todo el esfuerzo, trabajo, penas, complicaciones alcanzan su objetivo. Ángeles pienso que logras que todos nos hagamos una idea de lo que pasa por la mente de los protagonistas. Aunque también es verdad que me hubiera gustado que Doña Poppa nos hubiera contado con mayor profundidad lo que se produjo en su interior- algo que le sucede a la mayoría de las personas que peregrinan con el fondo de nuestra condesa-. Quizá nos hubiera dicho que ya no le preocupaba tanto obtener bendiciones, venerar reliquias, dar limosna, sino que Alguien en su corazón la había cambiado por completo. Tampoco sé si este tipo de consideraciones eran objeto de esta novela pero creo que es una constante el Camino de Santiago. Jaime, no sé qué opinas, acabas de estar allí.

Espero que disfrutéis del encuentro. Hoy es un día especial, tener el lujo de contar con la autora de nuestro libro. ¡Me encantaría estar allí!

Un fuerte abrazo a todos y ¡Feliz Navidad!

Fdo.: Paco Casado

jueves, 18 de noviembre de 2010

Como sabéis, por circunstancias familiares, no he podido asistir personalmente a los últimos encuentros, sin embargo, y debido precisamente a esas circunstancias, he tenido ocasión de dedicar más tiempo a la lectura. Quería aprovechar este foro para recomendaros uno de los libros que he leido recientemente. Se trata de "El País de García", del autor aragonés no muy conocido José Viente Torrente Secorún (Huesca 1920, Madrid 2006). Libro de fácil lectura, extremadamente ameno, que aúna una historia "picaresca" en la que se relatan numerosas historietas de los personajes que el protagonista va encontrando en su periplo junto a su maestro, Don Dimas, por toda la geografía de la provincia de Huesca, con una apasionante guía histórico-artística del Alto Aragón, y por tanto de la historia del Reino de Aragón, no en vano su título se refiere a D. García uno de los primeros monarcas aragoneses. Reproduzco a continuación una entrada de Luis Borrás en el blog "aragonliterario", que suscribo por completo, reconociendo que yo no podría haber hecho un comentario mejor:

El país de García


El país de García” es el título de una novela de José Vicente Torrente Secorún -diplomático y escritor, nacido en Huesca en 1920 y que murió hace poco más de un año en Madrid- que publicó por vez primera la editorial destino en 1972. En el año 2004 la colección Larumbe de clásicos aragoneses tuvo el acierto de volverla a publicar con edición, introducción y notas a cargo de Javier Barreiro.
“El país de García” no es tan sólo una original novela itinerante o de viaje al estilo de “El lazarillo español” de Ciro Bayo. Es más que una narración picaresca que se relaciona con el Pedro Saputo de Foz, el Quijote de Cervantes y el pensamiento de Baltasar Gracián. Es mucho más que una simple guía histórico-artística de todo Huesca. Para mí, la novela de Torrente Secorún es, sobre todo, una enorme y extraordinaria demostración de amor y pasión. Y es que no tenemos en la literatura de Aragón otro ejemplo igual de un viaje por toda la provincia de Huesca, que tenga a su territorio como principio y fin, argumento y decorado de una novela; otro ejemplo en el que Huesca sea protagonista absoluta de la imaginación y la palabra de un hombre que anduvo sus caminos e invento una deliciosa comedia con el único objeto de tener una excusa para hablarnos de ella, poner en nuestra boca su nombre.
Porque en “El país de García”, detrás de sus caminantes, sus personajes curiosos y excéntricos aparecen las comarcas de Huesca y sus pueblos, el secano, el amargo pan de la emigración y la trascendencia del agua en la vieja historia de Aragón. Entre sablazos de bohemios, coleccionistas de moscas, grillos y enanitos y un cojo que tenía 37 patas de palo se nos habla de los hombres de Huesca, de los que existieron en realidad y la llevaron a su nombre unido.
Entre alborotapueblos, anarquistas, señoricos con ilusiones literarias y espíritus volanderos con vocación de caminantes surgen montes y llanuras; pueblos fortificados, castillos; reconquista para buscar tierras de pan; ermitas, monasterios, catedrales y conventos. Entre las penalidades de un empresario de espectáculos feriantes, ciegos cantantes de romances que recorren los pueblos con sus romancillos de santos y crímenes sonados surgen los guerreros, los panteones de nobles y tumbas de reyes; San Juan de la Peña, San Victorián y Santa Cruz de la Serós, los orígenes del reino de Aragón.
Entre sus páginas están escritos y guardados sus paisajes y su arte, su vieja historia y su difícil destino. Toda una reivindicación, un auténtico y sincero homenaje.
Tan solo por haber escrito este libro, Torrente Secorún, ya merecería el reconocimiento de sus paisanos. Pero es que Torrente escribió siete novelas más. “En el cielo nos veremos”, que estuvo entre los finalistas del premio nadal de 1955, narra las andanzas americanas de Beniter, hijo de una humilde familia de un pueblo oscense. “El becerro de oro” está basado en la historia real de una familia oscense. La acción de “Los sucesos de Santaolaria” transcurre en un imaginario pueblo de Huesca. E Incluso en “Tierra caliente”, que está ambientada en el caribe, aparece Evangelino Cerezo, natural de Tabernas de Isuela.
Huesca siempre presente en lo profundo del recuerdo, en la vida y obra de Torrente, en la intimidad de lo inolvidable.
José Vicente Torrente fue un escritor ignorado por la crítica y ajeno a eso que se llama éxito. Supongo que fue así por no ser un funcionario de la literatura. Como explica Barreiro en su prólogo, Torrente, a pesar de sus múltiples obligaciones profesionales, procuró siempre dejar un espacio a lo que fue su gran ilusión de siempre, asistida por aptitudes nada comunes, la escritura.
Como diplomático estuvo destinado en Puerto Príncipe, Santo Domingo y Nueva York y fue embajador en Caracas. En la etapa final de su carrera ocupó puestos de gran importancia ya que entre 1966 y 1971 estuvo destinado en París como ministro encargado de los asuntos económicos y fue jefe de la oficina comercial, labor por la que el gobierno francés le concedió la Legión de Honor. En reconocimiento a su trayectoria diplomática se le nombró embajador de España y recibió la Gran Cruz del Mérito Civil.
Y hoy, doblando las esquinas, costanillas, plazas y cosos de la ciudad donde nació no encuentro recuerdo de su nombre. Recorriendo los límites de esa nueva Huesca que crece alejada de los muros de su vieja historia me encuentro entre los nombres de sus calles a la rosa y el clavel, el nardo y la violeta, la duda, las flores y desengaño. Y entonces, siento una tremenda tristeza por el pago en olvido, silencio y desprecio a cambio de todo el amor que le entregó un hombre.
Para el libro “Huesca en imágenes” editado por la CAI en 1980, José Vicente Torrente Secorún escribió un magnifico texto literario en el que se puede leer: “… mi viejo solar… te he visto, mirado y remirado con los ojos del recuerdo y la emoción del alma cuando lejos de ti estaba y hoy, al tratar de definirte me asalta un estremecido sentimiento hecho de amor entrañable y de miedo a no ser justo en todas tus virtudes…”
Que al menos una calle de Huesca no guarde el nombre de José Vicente Torrente Secorún es algo que me parece totalmente inexplicable.

Espero que os guste, un saludo.


Pablo