La nieta del Señor Linh
Título original que da unidad a la novela
(empieza como termina, es decir, con las mismas palabras del título,
como si se cerrara un círculo)
La petite fille de Monsieur Linh (2005); 1ª edición en castellano en 2006. Ésta es la 11ª edición, del año 2009.
Breve resumen de la novela
El anciano Linh abandona su país, devastado por una guerra que ha matado a su familia y ha destrozado su aldea, un idílico paraje de arrozales del que ya no queda más que desolación y cadáveres. La muerte le ha robado todo menos a su nieta, un bebé de meses llamado Sang Diu, que en su idioma significa “Mañana dulce”, por la que decide marchar para siempre de su país. Una fría mañana de noviembre tras un penoso viaje en barco, desembarca en un país que podría ser Francia, un país sin olor donde no conoce a nadie y cuya lengua ignora. El señor Linh huye de una guerra que ha acabado con su familia y destrozado su aldea. La guerra le ha robado todo menos a su nieta. Se instala en un piso de acogida junto a otras dos familias, que lo miran con recelo, para cuidar a su nieta. La soledad de Linh se alivia cuando conoce a Bark, un hombre robusto y afable cuya mujer ha fallecido recientemente, con quien surge un espontáneo afecto y que, a pesar de hablar lenguas diferentes, son capaces de comprenderse en silencio y a través de pequeños gestos. Los dos ancianos se encuentran regularmente en un banco del parque hasta que los servicios sociales conducen a Linh a un hospicio que no está autorizado a abandonar y del cual no puede salir. El señor Linh consigue, sin embargo, escapar con Sang Diu y adentrarse en la ciudad desconocida, decidido a encontrar a su único amigo.
Breve biografía de Philippe Claudel (Nancy –Francia-, 1962)
Ha sido profesor y guionista de cine y televisión. Fue profesor en la Universidad de Nancy II, de Antropología Cultural y Literatura. Gran admirador de George Simenon y del Jean Giono de la posguerra. Publicó su primer libro, Meuse l'oubli, en 1999; J’abandonne consiguió el Premio Francia Televisión 2000. La novela Almas grises fue galardonada en Francia con el prestigioso Premio Renaudot 2003 y elegida por los libreros franceses como mejor novela del año. Además fue finalista del Premi Llibreter 2005, que conceden los libreros catalanes a la mejor obra del año. También en 2003 recibió el premio Bourse Goncourt de la Nouvelle su libro de relatos Petites mécaniques. Luego vendría La nieta del señor Linh en 2006 y El informe Brodeck fue galardonada que en 2007 con el Premio Goncourt des Lycéens. En 2008, se estrenó la primera película escrita y dirigida por él, Hace mucho que te quiero (Il y a longtemps que je t’aime), protagonizada por Kristin Scott Thomas y Elsa Zylberstein (con calificación de “Muy buena” o cuatro estrellas en una web muy recomendable para críticas fílmicas no sólo de forma sino de fondo cuyo director es zaragozano que algunos conoceréis como Pepo Aresté (José Mª Aresté Sancho):
http://www.decine21.com/peliculas/hace-mucho-que-te-quiero-14023Tipo de narraciónFrases sencillas, estilo con oraciones cortas y silencios continuos para que los lectores imaginen las situaciones. A veces insufla al texto cierta dosis de intriga muy característica en las novelas de George Simenon. Relato conmovedor, entrañable, cursi, conmovedor ejercicio de estilo compositivo de un escritor que con pocos datos y entre personajes extraños y muy humanos pero faltos de comunicación a primera vista va desgranando una relación de amistad y cariño mediante gestos y sacrificios mutuos.
Los nombres propios en la novela y el significado de extraño o extranjeroSólo son tres los nombres propios que merecen todo el protagonismo de la novela porque ésta gira en torno a ellos: Linh (el señor Linh o el anciano: “El anciano se llama Linh. Es el único que lo sabe porque el resto de las personas que lo sabían están muertas.” [pág. 9]), su nieta Sang Diu (Sandiú para el señor Bark, que, además, tiene un significado al estilo oriental: ‘Mañana dulce’, y lo digo con conocimiento de causa ya que mi tía, nacida en Taipei -Taiwan- se llama Su Chin que significa ‘Flor de lis o de lirio’) y Bark (el señor Bark o el hombre gordo). He de decir que aparece una tal Sara pero en la ciudad de acogida los nombres no significan nada como porque es la chica que nació después de que sus padres llegaran en barco hasta esa ciudad y ella estaba en el vientre de su madre. Veamos lo que nos dice el texto:
El anciano se queda boquiabierto, como si le hubieran contado un milagro. Nacer allí… Para él no tiene sentido. A continuación le pregunta a la chica cómo se llama.
–Sara –responde ella.
El señor Linh arruga el ceño. No conoce ese nombre.
–¿Y qué quiere decir? –murmura intrigado.
–Quiere decir Sara, tío. Sólo eso.
Él menea la cabeza, pensando que un país donde los nombres no significan nada es un país muy extraño.
[págs. 43-44]
Los demás nombres no son los de pila, no son nombres propios y mucho menos son motes o con tintes cariñosos, son todos como extraños en un mundo extraño: la mujer del muelle (“a la que interiormente llama «la mujer del muelle»” [pág. 16]), la joven intérprete, el taxista, la mujer de blanco (una doctora), el hombre de la garita (el portero del asilo), el hombre de blanco (un enfermero o ATS), el conductor del coche que atropella a Linh, los curiosos, los mirones, la gente que se queda observando el cuerpo del atropellado señor Linh, los enfermeros y los camilleros.
Fragmentos que sintetizan toda la novela
El comienzo de la novela lo deja claro además de desarrollar el título de su obra:
Un anciano en la popa de un barco. En los brazos sostiene una maleta ligera y a una criatura, todavía más ligera. El anciano se llama Linh. Es el único que lo sabe porque el resto de las personas que lo sabían están muertas.
[pág. 9]
No sólo deja claro el estilo y la concreción de la situación descrita sino que adelanta casi todo de lo que va a relatar cuya trama es simple pero muy intensa. Veamos otro ejemplo:
[El señor Bark] Se interrumpe y fuma en silencio. El señor Linh espera que la voz siga hablando. Aunque ignora el significado de las palabras de aquel hombre que lleva ya unos minutos a su lado, le gusta oír su voz, su timbre profundo, su grave fuerza. Por otra parte, puede que le guste oírla precisamente porque no entiende las palabras y sabe que no le herirán, que no le dirán lo que no quiere oír, que no le harán preguntas dolorosas, que no irán al pasado a desenterrarlo con violencia y arrojarlo a sus pies como un cadáver ensangrentado. Mira al hombre mientras abraza a la niña sobre las rodillas.
[pág. 23]
La canción, metáfora de la niña Sang Diu (‘Mañana dulce’)Estrofa de cuatro versos, que resume que llegará o vuelve una mañana, un día luminoso, nuevo y fértil:
La mañana siempre vuelve,
Siempre vuelve con su luz,
Siempre hay un nuevo día,
Y un día serás madre tú.
[pág. 29]
Además de ofrecernos dos rimas internas con paralelismos (vuelve, siempre y un día), el narrador ofrece una mínima explicación en el tercer capítulo de la novela:
Las palabras de la canción se burlan del tiempo, del lugar y de la edad. Gracias a ellas, es fácil volver a donde se ha nacido, a donde se ha vivido, a la casa de bambú con suelo calado, impregnada del olor de la leña en que se cuece la comida mientras la lluvia derrama su líquida y transparente cabellera sobre la techumbre de hojas.
[págs 29-30]
Sin embargo durante todo el relato suenan en nuestros oídos esas palabras, su significado. Se trata de una vuelta a los recuerdos de su tierra natal. Es Sang Diu durante toda la novela quien le hace rememorar todo lo vivido. Asimismo, ese burlarse del tiempo, lugar y edad es síntoma de que nunca se olvida en este caso lo bueno y eso es lo que siempre vuelve. Luego veremos que el capítulo del sueño recoge esta idea literaria por medio de la fuente mitológica con su toque esperanzador que fluye por toda la novela.
Significado antropológico de la novela
(Esperanza y tolerancia con la población inmigrante
o con los refugiados)-
Para el propio autor según una entrevista concedida para la Agencia Europa Press:
En ella Claudel aseguró hoy que la novela es “un canto universal” a la tolerancia y por ello ha preferido que los lugares queden “imprecisos”, una característica que ya recogió en ‘Almas grises’, a pesar de que aquel era más propiamente francés.
Phillipe Claudel aseguró que esta universalidad que desprende su novela se debe también a la gran acogida de ‘Almas grises’ que le ha hecho entender que sus lectores “no sólo son franceses”.
Como en su anterior obra, una niña aparece como personaje, pero mientras que en ‘Almas grises’ era un rol “presente y ausente”, en ‘La nieta del señor Lihn’ representa “la esperanza y la resurrección”, como sucede con la amistad que surge entre ambos ancianos.
Estos dos ancianos son “frágiles y con el deseo común de vivir” entre los que surge una amistad, pese a que no hablan la misma lengua, pero se entienden con el cuerpo o los gestos. “A pesar del diferente idioma o color somos humanos y tenemos que comportarnos como tales”, dijo.
Esta esperanza, según el autor, se denota en la voluntad del anciano refugiado de no “perder la memoria” de su país y a la que, de alguna forma, su nieta le lleva a conseguir.
El escritor también ha querido romper con el mito de la solidaridad entre los refugiados y por ello la familia con la que convive en un primer momento al anciano y su nieta evidencia las “situaciones difíciles que se producen en los grupos”, viendo como ellos se integran a su nuevo país y al mismo tiempo “no hacen nada por hacer lo mismo con el anciano”.
DEBER DE ACOGER
El canto a la tolerancia que rezuma el libro, prosiguió Claudel, señala que “nuestro deber, como ciudadanos de países democráticos y ricos, es acoger a otros que pasan hambruna o epidemias. Es nuestro deber como humanos, pero tenemos una tendencia a no hacerlo”.
En este sentido, recordó que Francia ha sido siempre una tierra de acogida y “ahora se cierra más en sí misma”, siendo una consecuencia de ella cómo ha sido acogido el libro, “sólo como una historia de amistad y no se ha fijado en sus aspectos políticos”.
En la actualidad, Francia se enfrenta “a los frutos de su historia colonial” y se continúa considerando un país grande con “una autoimagen de poderoso”. “Mientras el mundo ha evolucionado, Francia no lo ha hecho”, añadió.
Para Claudel, el país galo no ha querido revisar la historia y ha hecho que los hijos de inmigrantes “ni se identifiquen con Francia ni con el país de sus abuelos, lo que lleva a una situación explosiva”.
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Para nosotros: no perder la esperanza aunque todo esté perdido (familia y ciudad, por un lado y mujer por el otro); hay dos ejemplos que aparecen en el texto: uno por parte de la mujer del muelle: «No se apure, yo estaré con usted. Después propondrán algo definitivo, y le encontrarán un sitio donde estará más tranquilo. Todo irá bien» [pág. 43] y otro en boca del señor Linh que después de hablar para sí mismo «Tiene que ser fuerte por ella. Sang Diu lo necesita. Es tan pequeña y tan frágil todavía… Él no tiene derecho a ser débil, ni a quejarse de su mala suerte. –Todo irá bien –le dice a la joven» [pág. 86]
Ejemplo del capítulo más literario, el capítulo del SUEÑOSe trata de un capítulo tipo (págs. 96-103), con reminiscencias o referencias textuales que recuerdan al capítulo de la famosísima novela de caballerías de don Miguel de Cervantes, El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha (Segunda Parte, capítulos XXII y XXIII). En concreto y de un modo detallado, intentaré ofrecer las correspondencias con el episodio de la novela cervantina llamado “La cueva de Montesinos”. Para una mejor comprensión del texto remito a las páginas web del Centro Virtual Cervantes en las que aparecen las páginas de tales capítulos:
http://cvc.cervantes.es/obref/quijote/edicion/parte2/cap22/default_01.htm y
http://cvc.cervantes.es/obref/quijote/edicion/parte2/cap23/default.htm#arribaHe de advertir que cuando pongo la letra en cursiva estoy citando las palabras como si las entrecomillara porque ser trata de los textos mismos a no ser que aparezcan en un tamaño de letra más pequeña porque así copio textos de más longitud. Sin embargo, cuando la letra aparezca en negrita lo hago porque quiero centrar en ella mi atención y subrayar algo de esas expresiones.
Los títulos de los capítulos de la novela del escritor español dicen así: el primero, el capítulo XXII reza Donde se da cuenta de la grande aventura de la cueva de Montesinos, que está en el corazón de la Mancha, a quien dio felice cima el valeroso don Quijote de la Mancha y el del capítulo XXIII señala De las admirables cosas que el estremado don Quijote contó que había visto en la profunda cueva de Montesinos, cuya imposibilidad y grandeza hace que se tenga esta aventura por apócrifa. Comencemos paso a paso con el relato cervantino y voy a remarcar en letra cursiva lo que nos servirá después para nuestro propósito con respecto a la novela de Philippe Claudel:
Quijote […] tenía gran deseo de entrar en ella y ver a ojos vistas si eran verdaderas las maravillas que de ella se decían por todos aquellos contornos […]
Primero don Quijote va entrando en la cavidad profunda y poco a poco va bajando atado a una soga:
Y en diciendo esto se acercó a la sima, vio no ser posible descolgarse ni hacer lugar a la entrada, si no era a fuerza de brazos o a cuchilladas, y, así, poniendo mano a la espada comenzó a derribar y a cortar de aquellas malezas que a la boca de la cueva estaban, por cuyo ruido y estruendo salieron por ella una infinidad de grandísimos cuervos y grajos, tan espesos y con tanta priesa, que dieron con don Quijote en el suelo; y si él fuera tan agorero como católico cristiano, lo tuviera a mala señal y escusara de encerrarse en lugar semejante. Finalmente, se levantó y viendo que no salían más cuervos ni otras aves noturnas, como fueron murciélagos, que asimismo entre los cuervos salieron, dándole soga el primo y Sancho, y se dejó calar al fondo de la caverna espantosa; …
Ya en unas pocas líneas ha pasado algo dentro de la cueva o sima y le subirán con una soga entre Sancho Panza y otro personaje (primo de otro personaje, el Licenciado, que aparecía en unos capítulos anteriores y este primo es un famoso estudiante y humanista) como si de algún grave y profundo sueño despertara:
Pero no respondía palabra don Quijote; y sacándole del todo, vieron que traía cerrados los ojos, con muestras de estar dormido. Tendiéronle en el suelo y desliáronle, y, con todo esto, no despertaba; pero tanto le volvieron y revolvieron, sacudieron y menearon, que al cabo de un buen espacio volvió en sí, desperezándose, bien como si de algún grave y profundo sueño despertara; y mirando a una y otra parte, como espantado, dijo:
—Dios os lo perdone, amigos, que me habéis quitado de la más sabrosa y agradable vida y vista que ningún humano ha visto ni pasado. En efecto, ahora acabo de conocer que todos los contentos desta vida pasan como sombra y sueño o se marchitan como la flor del campo. ¡Oh desdichado Montesinos! ¡Oh malferido Durandarte! ¡Oh sin ventura Belerma! ¡Oh lloroso Guadiana, y vosotras sin dicha hijas de Ruidera, que mostráis en vuestras aguas las que lloraron vuestros hermosos ojos!
[…]
Y ahora veamos algunas correspondencias como si Claudel quisiera remitirnos a este pasaje clave de la literatura mundial (el Quijote es ejemplo y modelo de la construcción de la novela moderna). Para ello nos detendremos en ciertas palabras que se repiten en Claudel dentro del sueño del señor Linh. Empecemos por el final del capítulo anterior al sueño, cuando a Linh le pinchan con un tranquilizante:
Más tranquilo al saber que la niña no va a caerse, el señor Linh se deja ir por la empinada pendiente del sueño artificial.
[pág. 95]
En principio, puede pensarse que Linh va cayendo en un sueño artificial, un sueño inducido y no el derivado del cansancio habitual del día; al igual que el de don Quijote (por cierto, dice “don” Quijote así como el tratamiento de “monsieur” o “señor”, como el de Linh) no «es» realmente un sueño sino que se nos dice «como si» de un sueño «despertara».
Por otro lado, el comienzo del capítulo mismo nos señala una localización espacio-temporal propia de una película de las que Claudel conoce perfectamente porque es propia de las imágenes de la ensoñación: el paso de la oscuridad a la luz, una realidad del más allá, un mundo dentro de otro mundo pero no una «negrura…nada…inquietante» al igual que en el Quijote, Sancho Panza cree que su amo ha despertado del mismísimo «infierno» y Quijote le corrige y antes de comenzar el relato pide algo de comer como Linh pedirá algo de beber:
—¿Infierno le llamáis? —dijo don Quijote—. Pues no le llaméis ansí, porque no lo merece, como luego veréis.
Pidió que le diesen algo de comer, que traía grandísima hambre. Tendieron la arpillera del primo sobre la verde yerba, acudieron a la despensa de sus alforjas, y sentados todos tres en buen amor y compaña, merendaron y cenaron todo junto. Levantada la arpillera, dijo don Quijote de la Mancha:
—No se levante nadie, y estadme, hijos, todos atentos.
El capítulo de Claudel comienza con esta situación tenebrosa pero relativa:
Es una noche interminable. Una noche como no ha vivido otra. Parece durar un siglo, pero su negrura no tiene nada de inquietante. Al principio, el anciano tiene la sensación de estar en una de las grutas que horadan la montaña encima de la aldea y sirve de guarida a los murciélagos.
[pág. 96]
Además de destacar palabras similares entre los dos textos (grutas, murciélagos), se trata del paso de una oscuridad terrena a la «luz» que «deslumbra», «hacia un punto lejano que brilla con una blancura incandescente» como ese túnel que en la imaginería televisiva es caracterizado como un largo túnel oscuro que termina con un punto luminoso cuando uno está muy cerca de la muerte. Asimismo, muy en consonancia con esto al señor Linh como a don Quijote
Toda esa luz lo ciega y al mismo tiempo le produce una alegría inmensa, indescriptible. Una alegría infantil.
[Ibidem]
Y ahora vayamos al texto del Quijote que de este modo comienza a dar cuenta de su aventura en la cueva:
[…] comenzó en el modo siguiente:
—A obra de doce o catorce estados de la profundidad desta mazmorra, a la derecha mano, se hace una concavidad y espacio capaz de poder caber en ella un gran carro con sus mulas. Éntrale una pequeña luz por unos resquicios o agujeros, que lejos le responden, abiertos en la superficie de la tierra. Esta concavidad y espacio vi yo a tiempo cuando ya iba cansado y mohíno de verme, pendiente y colgado de la soga, caminar por aquella escura región abajo sin llevar cierto ni determinado camino, y, así, determiné entrarme en ella y descansar un poco. Di voces pidiéndoos que no descolgásedes más soga hasta que yo os lo dijese, pero no debistes de oírme. Fui recogiendo la soga que enviábades, y, haciendo della una rosca o rimero, me senté sobre él pensativo además, considerando lo que hacer debía para calar al fondo, no teniendo quién me sustentase; y estando en este pensamiento y confusión, de repente y sin procurarlo, me salteó un sueño profundísimo, y cuando menos lo pensaba, sin saber cómo ni cómo no, desperté dél y me hallé en la mitad del más bello, ameno y deleitoso prado que puede criar la naturaleza, ni imaginar la más discreta imaginación humana.
La verdad es que el desarrollo de la aventura que va a contar, como es lógico, no es el mismo. Lo que sí se asemeja con la obra de Claudel es el marco estructural, con sus variables del espacio y del tiempo. El marco es el sueño irreal o ficticio (asunto clave en la novela cervantina porque don Quijote se lo cree y entra dentro de los parámetros de su locura porque parece verdadero, es decir, verosímil, de ahí que se tenga la aventura por apócrifa). Cabe destacar que es el único momento de la novela en La nieta del señor Linh en el que no existe confusión en el habla del lenguaje entre los dos personajes protagonistas; los dos comprenden lo que se dicen, no sólo por sus gestos sino ya de palabra. Es la premonición de que las palabras Tao-lai! [págs. 22 y 36] serán verdaderamente un ¡Buenos días! [pág. 125] al final de la novela o, como dirá el narrador, una especie de canción interpretada a dúo (de ahí la maravillosa situación en la que se encuentran dentro del sueño premonitorio junto a los cinco hilillos de agua [pág. 102] que se transformarán en la realidad por otros cinco hilillos de su propia sangre [pág. 123] tras el accidente de coche. Asimismo, al señor Bark, y no únicamente al señor Lihn, le recuerda vagamente un sueño que tuvo unas noches antes, un sueño que trataba de un bosque, de una fuente, de un atardecer, de agua fresca y olvido [pág. 123]).
El marco espacial (ESPACIO) en Claudel es el encuentro con el señor Bark y el recorrido a través de un camino por el lugar de nacimiento del señor Linh (¿posible guerra en Vietnam en 1954 entre Francia y el Vietminh?). Asimismo, aparece la canción que le canta de cuatro estrofas -que hemos señalado metáfora de su nieta por el significado de su nombre y porque es ella quien le recuerda con sus brillantes ojos a su país, a su aldea- junto con otra muy especial relacionada directamente con la literatura de los mitos. Y para hablar de Literatura mitológica quién sino el poeta latino Ovidio y su obra Metamorfosis. Lo cito porque como veréis en Cervantes y en Claudel serán la clave en estos pasajes.
Para no perdernos estoy hablando de la llamada Fuente del Olvido, del río mitológico llamado Leteo: en la mitología griega, Lete o Leteo (en griego antiguo Λήθη Lếthê, ‘olvido’ u ‘ocultación’) es uno de los ríos del Hades (lugar al que se va después de morir pues su significado es la ‘morada de los muertos’ y que Claudel plasmará en su novela de modo esperanzador y nada pesimista). Beber de sus aguas provocaba un olvido completo. Algunos griegos antiguos creían que se hacía beber de este río a las almas antes de reencarnarlas, de forma que no recordasen sus vidas pasadas. Veamos cómo Claudel rehace el mito griego (quien bebe del agua de la fuente recuerda sólo lo bueno, incluso podría citarse la clase de fuente «de un agua viva» que «salta hasta la vida eterna» gracias al encuentro de la samaritana con Jesucristo en el pozo de la ciudad de Sicar porque -justamente como el señor Linh después del sueño que lo que tiene es «una sed acuciante» [pág. 104]- Cristo le pide de beber a ella siendo Él judío [Evangelio de San Juan, Ioh, 4,14]). Del mismo modo, en Cervantes el primo humanista, que con la ayuda de Sancho Panza bajan a don Quijote a la cueva de Montesinos, nos dirá:
Otro libro tengo también, a quien he de llamar Metamorfóseos, o Ovidio español, de invención nueva y rara, porque en él, imitando a Ovidio a lo burlesco, pinto quién fue la Giralda de Sevilla y el Ángel de la Madalena, quién el Caño de Vecinguerra de Córdoba, quiénes los Toros de Guisando, la Sierra Morena, las fuentes de Leganitos y Lavapiés en Madrid, no olvidándome de la del Piojo, de la del Caño Dorado y de la Priora; y esto, con sus alegorías, metáforas y translaciones, de modo que alegran, suspenden y enseñan a un mismo punto.
Y que, por cierto, remite a un trasunto muy español como es la existencia de una semejanza que subraya el dicho empleado para una persona que “aparece y desaparece como el río Guadiana” aunque esto lo dejo para más tarde cuando copie el relato del Quijote en donde se verá mejor esta imagen. Os preguntaréis que esto a qué viene y puede parecer que os esté hablando en chino (como Linh) pero cotejemos los dos textos que estamos analizando y veréis como hay ciertas relaciones. Para ello voy a plasmar algunos fragmentos un tanto extensos pero así se observará con más claridad lo que intento decir:
En el bosque hay un sonido de agua cantarina, aunque desde allí no se ve ningún río, ni siquiera un arroyo. No obstante, lo que se oye es un sonido de agua, el sonido de un agua viva.
El señor Linh indica a su amigo que lo siga. Deja el sendero y se interna en la espesura. Los últimos rayos de sol siembran de monedas la alfombra de musgo y, de pronto, en ese mosaico verde salpicado de fuego aparece una fuente. Nace entre dos piedras y su agua sigue cinco direcciones, como si dibujara la forma de una mano extendida con los cinco dedos separados, una mano abierta, una mano ofrecida. Los cinco hilillos de agua desaparecen en el suelo unos pasos más allá, tan milagrosamente como han surgido a la luz.
–Esta fuente no es una fuente normal –explica el señor Linh–. Se dice que su agua tiene el poder de hacer olvidar a quien la bebe, de hacerle olvidar las cosas malas. Cuando alguno de nosotros sabe que va a morir, viene a la fuente solo. Toda la aldea sabe adónde va, pero nadie lo acompaña. Tiene que recorrer el camino solo y arrodillarse aquí también solo. Bebe de esta agua y, en cuanto lo hace, su memoria se aligera: no conserva más que los momentos hermosos y las horas felices, todo lo agradable y dichoso. Los demás recuerdos, los que duelen, los que hieren, los que rajan el alma y la devoran, todos esos desaparecen, se diluyen en el agua como una gota de tinta en el océano.
–Hace una pausa y su amigo asiente, se diría que rumiando las palabras que acaba de escuchar–. Bueno –añade el señor Linh–, ahora ya sabe adónde tenemos que venir cuando sintamos acercarse la muerte.
–¡Para eso aún queda! –responde el otro riendo.
–Sí, tiene razón –dice el anciano, riendo también–. Para eso aún queda.
Hace un día tan hermoso… El atardecer entrelaza todos los olores de la tierra.
Como empieza a hacerse tarde, los dos amigos se ponen en marcha hacia la gruta. […] El hombre gordo vuelve a contemplar el paisaje.
–¡Qué buen día hemos pasado!
El señor Linh le sonríe y le da un abrazo.
–Se le va a hacer tarde.
[…]
El anciano cierra los ojos.
[págs. 102-103]
Fijémonos ahora en
las marcas temporales (TIEMPO) del relato. El narrador advierte que el sueño trascurre durante una jornada, un día (El día es de una belleza sin igual… El día avanza… Pasan las horas… Antes de que el ocaso empiece a arrojar sus leonadas sombras sobre la tierra… Como empieza a hacerse tarde, los dos amigos se ponen en marcha hacia la gruta… ¡Qué buen día hemos pasado!). No obstante el señor Linh, como se verá en el capítulo siguiente, tiene dudas acerca de su duración:
Despierta con la sensación de estar encadenado.
[…]
Tiene un tremendo dolor de cabeza y mucha sed. Una sed acuciante. Pero la sed no es lo único que lo acucia. También hay una pregunta: ¿dónde se encuentra? ¿Qué es ese sitio en el que está y del que no lo dejan salir? ¿Un hospital? ¡Pero si no está enfermo! ¿Una prisión? No ha cometido ningún delito. ¿Y cuánto hace que lo pincharon? ¿Unas horas? ¿Un día? ¿Un mes? ¿Quién ha cuidado de Sang Diu? ¿La han alimentado, bañado, acariciado?
[págs. 104-105].
En la novela de Cervantes sucede algo parecido:
—¿Cuánto ha que bajé? —preguntó don Quijote.
—Poco más de una hora —respondió Sancho.
—Eso no puede ser —replicó don Quijote—, porque allá me anocheció y amaneció y tornó a anochecer y amanecer tres veces, de modo que a mi cuenta tres días he estado en aquellas partes remotas y escondidas a la vista nuestra.
—Verdad debe de decir mi señor —dijo Sancho—, que como todas las cosas que le han sucedido son por encantamento, quizá lo que a nosotros nos parece un hora debe de parecer allá tres días con sus noches.
Además, aunque a Linh le acompaña en el sueño el señor Bark, a don Quijote le acompañará el anciano Montesinos que está encantado (hechizado) por el mago Merlín. Por cierto, ese anciano -al igual que el señor Bark- lleva esperando su visita desde hace tiempo y que lo seguiría haciendo. Incluso al llegar a él se dan un abrazo siendo otra de las coincidencias no sin animarle a seguir con él el camino:
Tenía miedo de que se hubiera marchado, de que no me hubiera esperado…
–¿Bromea? –replica su amigo–. Con lo contento que me pongo cada vez que lo veo… Si hubiera hecho falta, habría esperado días.
Las palabras del hombre gordo consiguen conmover al anciano, que lo estrecha entre sus brazos.
–Venga –le dice simplemente.
Los dos amigos se ponen en camino.
[pág. 97]
Y ahora observemos el relato cervantino. Quijote dice que hacia mí se venía un venerable anciano y a éste se refiere lo que sigue:
El continente, el paso, la gravedad y la anchísima presencia, cada cosa de por sí y todas juntas, me suspendieron y admiraron. Llegóse a mí, y lo primero que hizo fue abrazarme estrechamente, y luego decirme: «Luengos tiempos ha, valeroso caballero don Quijote de la Mancha, que los que estamos en estas soledades encantados esperamos verte, para que des noticia al mundo de lo que encierra y cubre la profunda cueva por donde has entrado, llamada la cueva de Montesinos: hazaña solo guardada para ser acometida de tu invencible corazón y de tu ánimo estupendo. Ven conmigo, señor clarísimo, que te quiero mostrar las maravillas que este transparente alcázar solapa, de quien yo soy alcaide y guarda mayor perpetua, porque soy el mismo Montesinos, de quien la cueva toma nombre». Apenas me dijo que era Montesinos, cuando le pregunté si fue verdad lo que en el mundo de acá arriba se contaba, que él había sacado de la mitad del pecho, con una pequeña daga, el corazón de su grande amigo Durandarte y llevádole a la señora Belerma, como él se lo mandó al punto de su muerte. Respondióme que en todo decían verdad, sino en la daga, porque no fue daga, ni pequeña, sino un puñal buido, más agudo que una lezna.
Ya dentro del castillo de cristal en el que está el sepulcro del caballero andante Durandarte (personaje típico de las novelas de caballerías) y éste, tumbado sobre él pero no esculpido en mármol sino en carne y hueso, recita una única petición en estrofa versificada al estilo de un caballero doliente y quejumbroso (en Claudel se trata de la estrofa de la canción que gusta tanto a su nieta). No tiene desperdicio la comicidad del relato del Quijote porque -no se nos olvide- se trata de una parodia de las novelas de caballerías y que los propios personajes jueguen con la veracidad de la narración -quitar el corazón ya sea con puñal, ya con daga- es síntoma del evidente propósito humorístico de la novela. Y para muestra este fragmento un tanto extenso:
Esto dicho, el mísero Durandarte, dando una gran voz, dijo:
«¡Oh, mi primo Montesinos!
Lo postrero que os rogaba,
que cuando yo fuere muerto
y mi ánima arrancada,
que llevéis mi corazón
adonde Belerma estaba,
sacándomele del pecho,
ya con puñal, ya con daga».
Oyendo lo cual el venerable Montesinos se puso de rodillas ante el lastimado caballero, y, con lágrimas en los ojos, le dijo: «Ya, señor Durandarte, carísimo primo mío, ya hice lo que me mandastes en el aciago día de nuestra pérdida: yo os saqué el corazón lo mejor que pude, sin que os dejase una mínima parte en el pecho; yo le limpié con un pañizuelo de puntas; yo partí con él de carrera para Francia, habiéndoos primero puesto en el seno de la tierra, con tantas lágrimas, que fueron bastantes a lavarme las manos y limpiarme con ellas la sangre que tenían de haberos andado en las entrañas. Y por más señas, primo de mi alma, en el primero lugar que topé saliendo de Roncesvalles eché un poco de sal en vuestro corazón, porque no oliese mal y fuese, si no fresco, a lo menos amojamado a la presencia de la señora Belerma, la cual, con vos y conmigo, y con Guadiana, vuestro escudero, y con la dueña Ruidera y sus siete hijas y dos sobrinas, y con otros muchos de vuestros conocidos y amigos, nos tiene aquí encantados el sabio Merlín ha muchos años; y aunque pasan de quinientos, no se ha muerto ninguno de nosotros. Solamente faltan Ruidera y sus hijas y sobrinas, las cuales llorando, por compasión que debió de tener Merlín dellas, las convirtió en otras tantas lagunas, que ahora en el mundo de los vivos y en la provincia de la Mancha las llaman las lagunas de Ruidera; las siete son de los reyes de España, y las dos sobrinas, de los caballeros de una orden santísima que llaman de San Juan. Guadiana, vuestro escudero, plañendo asimesmo vuestra desgracia, fue convertido en un río llamado de su mesmo nombre, el cual cuando llegó a la superficie de la tierra y vio el sol del otro cielo, fue tanto el pesar que sintió de ver que os dejaba, que se sumergió en las entrañas de la tierra; pero, como no es posible dejar de acudir a su natural corriente, de cuando en cuando sale y se muestra donde el sol y las gentes le vean. Vanle administrando de sus aguas las referidas lagunas, con las cuales y con otras muchas que se llegan entra pomposo y grande en Portugal.
Antes habíamos dejado el trasunto tan español de que algo o alguien “aparece o desaparece como el río Guadiana”. Pues es aquí donde explicaremos la relación del sueño de Linh con la aventura de don Quijote en la cueva de Montesinos. En esta última no se trata de una personificación de las lagunas de Ruidera o del río Guadiana sino que el recorrido es el inverso. Se trata, pues, de una cosificación de las hijas y sobrinas de una tal Ruidera y del escudero de Durandarte llamado Guadiana. Todo sucede a causa del encantamiento del mago Merlín. Es algo milagroso lo que ocurre dentro de la cueva. Pues ahora releamos el texto de Claudel cuando habla de la existencia de la fuente del olvido:
Nace entre dos piedras y su agua sigue cinco direcciones, como si dibujara la forma de una mano extendida con los cinco dedos separados, una mano abierta, una mano ofrecida. Los cinco hilillos de agua desaparecen en el suelo unos pasos más allá, tan milagrosamente como han surgido a la luz.
Ya se ve que el milagro del agua se da tanto en la cueva como en la localización del sueño del señor Linh.
Todavía nos falta destacar en la obra de Philippe Claudel el enlace existente en lo que en principio fue un sueño artificial, sola y únicamente del señor Linh al mostrado al final del relato como un sueño compartido junto al señor Bark. Me explicaré. En el sueño primero el protagonista es Linh como sujeto que lo padece aunque aparezca en él Bark. En el sueño segundo, si lo podemos llamar así (aunque es una situación parecida porque se trata de un momento de inconsciencia derivado de un golpe en la cabeza contra el suelo producido por un accidente de coche) el marco temporal vuelve a ofrecernos la clave. El narrador señala que:
El tiempo se estira. El señor Linh no tiene miedo, ya no está asustado, ha vuelto a ver a su amigo, es primavera, sólo piensa en proteger a su nieta y le murmura las primeras palabras de la canción, ya tiene el coche casi encima, la niña abre los ojos y lo mira, el anciano le besa la frente y, de pronto, acuden a su mente todos los rostros amados, y a su memoria el olor de la tierra de su país, y el del agua, el del bosque, […] Y de pronto es de noche.
[pág. 121]
El señor Linh vuelve con ese Y de pronto es de noche a soñar, a ver al señor Bark que le está esperando, a beber el agua de la fuente del olvido y recordar cosas bonitas como las de su país, a cantar la canción a su nieta (una canción, repito lo dicho más arriba acerca del saludo de “¡Buenos días!” que ahora entienden perfectamente los dos en el mismo idioma se convierten en una especie de canción interpretada a dúo [pág. 125]). Es otra vez volver a revivir pero ahora en la realidad los sucesos del sueño primero. Y no sólo eso sino que ahora será en el último capítulo el propio señor Bark el que padezca el sueño, más concretamente, que rememore el sueño del señor Linh. Es decir, han sido los dos los que han soñado con lo mismo. No sólo se nos va a mostrar la amistad de ambos en la realidad (los encuentros en el banco de la calle) sino también en la ficción (en los sueños). Y no lo digo yo, curiosamente, las palabras lo dicen todo:
Los ojos del señor Taolai están cerrados. De una herida invisible en la parte posterior del cráneo le mana un poco de sangre, que sigue la pendiente de la calzada como un vacilante arroyo y acaba separándose en cinco hilillos distintos: parece el esbozo de una mano con sus cinco dedos. El señor Bark contempla esa mano que fluye y dibuja la vida de su amigo, la vida que abandona su cuerpo. Curiosamente, ver el dibujo que traza la sangre del señor Taolai sobre el asfalto le recuerda vagamente un sueño que tuvo unas noches antes, un sueño que trataba de un bosque, de una fuente, de un atardecer, de agua fresca y olvido.
[pág. 123]
Y con esto termino. A tanto ha llegado la amistad entrambos que al final los dos terminan siendo como poseedores de Sang Diu porque ella es el enlace, el lazo de unión que ha unido a los dos durante toda la novela. El papel de la nieta ‘Mañana dulce’ es básico. Incluso los fragmentos finales del relato reflejan que la niña de doce semanas desde que el barco atracó en el país de acogida es el nexo, no sin antes de que Claudel, por medio del personaje del señor Bark, haga una reflexión en voz alta después de lo que pudiera haber sido un trágico final:
Su amigo está vivo. ¡Vivo! Sí, se dice, puede que la vida sea también esto. De vez en cuando un milagro, oro, risas, y de nuevo la esperanza cuando crees que a tu alrededor todo es destrucción y silencio.
Sin embargo, no está sólo ahí la reflexión. Los últimos fragmentos de la novela suceden como dirá el narrador como en una película a cámara lenta que no acabara nunca (pág. 120), y en esto Claudel es un experto como guionista televisivo. La nieta, repito, cerrará el círculo:
El señor Bark le coge la mano sin dejar de hablarle. Es el comienzo de una primavera muy hermosa. Los primeros días. El anciano mira a su amigo y le sonríe. Estrecha la hermosa muñeca entre sus delgados brazos, la estrecha como si su vida dependiera de ello, la estrecha como estrecharía a su nieta, silenciosa, tranquila y eterna, una hija del alba y de oriente. Su única nieta. La nieta del señor Linh.
[pág. 125-126]
Bark, ahora viudo y solo se ha encontrado con Linh, viudo y “solo” salvo su nieta. Son dos extraños o tres, unidos ahora por un bebé, una niña dulce y naciente o mañanera (‘Sang Diu’). El señor Bark no tendrá nunca nietos y llega a hacer como suya (su única nieta) a la nieta del señor Linh. El cierre de la novela no puede ser más evidente y esperanzador: la mañana, el día ha llegado como en la canción. Un día en un futuro cercano la nieta alcanzará el status de madre y las generaciones de los Linh no habrán sido cercenadas.
Fdo.: Fernando De Meer Alonso
25-X-2010